Hace justo una semana desde que saltó la bomba. Enrique Ponce y Paloma Cuevas, esa pareja que parecía infranqueable, ponían punto y final a 24 años de matrimonio. Una portada fue la encargada de encender la mecha. Y vaya si han pasado cosas en los siete días posteriores. Supuestos encontronazos entre familias, la existencia de una tercera persona, un comunicado y la confirmación de una separación que por el momento no ha llegado a divorcio. Pero faltaba que los protagonistas de esta trama se explayasen.
Sus impresiones ante esta ruptura las encontramos (cómo no) en los quioscos. Ambos ocupan la primera página de dos grandes cabeceras, con dos titulares muy diferentes. La socialité ha posado para ¡Hola! en Cetrina, su finca de Jaén, con rostro cabizbajo, definiendo este como un momento "difícil" y reiterando su prioridad de proteger a sus hijas Paloma y Bianca, de doce y ocho años respectivamente.
El torero, que ya había mostrado en público su indignación ante el revuelo mediático que ha generado su separación de Paloma, ha ido más allá. Se ha hablado mucho esta última semana de Ana Soria, la joven estudiante de Derecho de 21 años con la que asegura estar "enamorado". En esta entrevista, en su caso para la revista Semana, Enrique Ponce confirma que iniciaron la relación hace siete meses en una reunión de amigos.
"Empezamos a hablar y poco a poco fue surgiendo algo entre nosotros", ha desvelado. En cuanto a los rumores de deslealtad, ha sido muy tajante. Según él, su ruptura con Cuevas era un hecho desde hace ya "dos años largos", pero decidieron continuar con la convivencia "por las niñas". "No hubo infidelidad y Ana no fue la causa de nuestra separación", ha dejado claro, zanjando la polémica que le rodea desde que se filtró la noticia.
Enrique, que asegura estar desbordado, solo pide que les "dejen vivir" tanto a él como a Soria. Describe a su nueva novia como "una mujer discreta, educada y sencilla que no ha hecho otra cosa en su vida que estudiar". Cuando sobrepasaron la barrera de la amistad, Ponce confiesa que intentó que no saliese a la luz por respeto a la que ha sido su mujer. "Hasta ahora nuestra separación era moral porque yo no había ido a ningún despacho. En 27 años no habíamos tenido ninguna crisis y romper un matrimonio lleva su tiempo", explica.