1.- Cubren ojeras. Igualan el tono

Hablamos de productos muy específicos que borran ópticamente el tono oscuro que suele aparecer debajo de nuestro párpado inferior por muchos motivos (genética, cansancio...). Además, no solo sirven para tapar ojeras: se pueden aplicar en pequeñas manchas, cicatrices e incluso sobre algún granito enrrojecido que haya aparecido inoportunamente. Los correctores de la gama de los beige unifican todas las pieles, pero si las ojeras son muy azuladas utiliza los amarillos, y si son muy rosadas el tono verde.

2.- ¿Cuándo me lo pongo?

Todas las mañanas, o cuando vayas a maquillarte para salir, tras limpiar tu rostro. Seca la piel de la zona con una toalla o con un pañuelo de papel y aplica una capa delgada de crema de contorno de ojos, manteniéndola alejada de las pestañas y párpados para que no se introduzca en el interior. Espera a que la crema penetre totalmente (unos 10 minutos serán suficientes), antes de aplicar el corrector. Ha llegado el momento de aplicarlo. Aunque algunos maquilladores profesionales lo ponen antes de la base, si no eres una experta, el resultado será mejor si lo aplicas después.

3.- Elegir la textura ideal

La elección de la textura es fundamental para obtener el resultado deseado. Un buen corrector debe ser fluido, pero no transparente, debe aportar luz, pero no confundirlo con un iluminador (cargado de pigmentos brillantes que enblanquecen demasiado) y, sobre todo, que no sea graso. Puedes encontrarlos cremosos, compactos, en stick, con pincel, con aplicador en esponja... Cualquiera de ellos sirve, pero cuanto más líquido sea el producto, más fácil de aplicar será. Además, una textura muy compacta hace que las líneas de expresión del contorno de los ojos se marquen aún más.

4.- ¿Cuál es mi tono?

También de la tonalidad del corrector depende un buen acabado. Cuando las ojeras no están muy pronunciadas, debemos elegir los tonos beige o rosados, en mayor o menor intensidad, teniendo en cuenta que siempre debe ser un tono más claro (no más) que nuestro tono natural porque de lo que se trata es de unificar la piel sin artificios.

5.- También de colores

Habrás visto que los hay verdes, violetas, amarillos... Este tipo de correctores son para las ojeras que están muy coloreadas. Para cubrir por completo estas imperfecciones se debe utilizar un color complementario al de la propia piel. El corrector verde: se utiliza para neutralizar las ojeras muy rosadas o los granitos rojos; el violeta, es el idóneo para cubrir ojeras amarillas, y el corrector amarillo es perfecto para tapar con precisión las ojeras moradas y muy marcadas.

6.- ¿Cómo se aplica?

Directamente sobre la zona y con pincel (algunos productos lo traen ya incorporado) o con la yema del dedo anular. Coloca el corrector en varios puntos, en pequeñas cantidades, comenzando por la comisura interna del ojo y extendiéndolo hacia el exterior presionando ligeramente con la yema de los dedos, nunca restregándolo o deslizándolo hacia los lados. Para asegurarte de que no hay exceso de producto, puedes presionar con un pañuelo de papel hasta que no manche. Repite la aplicación si necesitas cubrir más. Para terminar, ponte unos polvos fijadores en un tono muy claro, casi translúcido, con una

brocha suave. De esta forma conseguirás que el corrector se mantenga durante todo el día. ¡Ya puedes pasar al maquillaje!