Un horrible añadido de los años ochenta se ha convertido en un loft muy iluminado de dos plantas. La colocación de una estufa en la primera planta y un suelo radiante en la segunda, convierten a esta estancia en un lugar ideal con una temperatura graduable todo el año. Además han logrado aprovechar todo el espacio con armarios empotrados rematados con puertas correderas y espacios para almacenaje en las paredes.