Leonor de Borbón ha regresado a nuestro país desde su internado de Gales para presidir la 41ª edición de los Premios Princesa de Asturias, que se entregan este viernes en el teatro Campoamor de Oviedo. La hija de los reyes Felipe y Letizia llevaba dos meses fuera de España, concretamente desde finales de agosto, cuando tuvo que poner de nuevo rumbo a Reino Unido para iniciar el segundo curso de Bachillerato.
En este contexto, si hay un momento que genera más expectación en esta entrega de galardones, es el discurso de la heredera. Este es el cuarto año que la joven, de 16 años, lo pronuncia desde el atril y ante millones de espectadores que siguen la gala desde casa. Desde que debutara hace tres años en el mismo escenario en el que lo había hecho su padre casi cuatro décadas atrás, es una de las escenas más analizadas y comentadas de la jornada.
La princesa ha vuelto a cautivar, además de con su deslumbrante look, con unas maduras e interesantes palabras que han emocionado a Paloma Rocasolano, su abuela materna.
"Me siento muy feliz por volver a Asturias un año más para la entrega de estos premios que demuestran que el trabajo excelente, el esfuerzo constante y el sentido de la responsabilidad tienen grandes resultados. En unos días cumplo 17 años, y les aseguro que descubrir la obra de nuestros premiados me ayuda a entender mejor el mundo que nos rodea. Su labor me empuja, a todos en realidad, a seguir aprendiendo. He leído sobre cada uno de ellos, y me impresiona todo lo que han conseguido.
Me importa y me interesa, porque sé que su trabajo, sus esfuerzos, miran al futuro e influyen en el presente. Me importa que dos artistas excepcionales nos recuerden que el flamenco es un arte vivo, rico, poderoso, universal, nuestro. Un arte culto en el que María Pagés y Carmen Linares alcanzan la armonía de quien evoluciona y mantiene a la vez la esencia de la tradición.
Me importa y me impacta que Adam Michnik no tenga miedo a hacer un periodismo responsable y riguroso. Este periodista e historiador, gran defensor de la democracia, trabaja por la reconciliación de sus conciudadanos pese a su dura experiencia personal y por el europeísmo más optimista, lo que demuestra su espíritu ejemplar.
Me importa que el antropólogo y arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma haya dedicado su vida a reconstruir y documentar con gran rigor científico cómo fue la de los pobladores del México prehispánico. Él nos descubre el pasado para comprender lo que somos y lo que las sociedades antiguas y actuales tenemos en común.
Que el dramaturgo y académico Juan Mallorga piense que el teatro es el arte del encuentro y que nos ayude a examinar las vidas reales y las vidas posibles me importa. Y también que este premios sirva para que el arte, la cultura, la especial mirada filosófica y matemática de Mallorga sean valorados como merecen y nos ayuden a hacernos preguntas.
Me importa que nuestros premiados en ciencia investiguen sobre la inteligencia artificial porque son las tecnologías que ya nos acompañan y que seguirán permitiéndonos progresar en esta disciplina. Para que las máquinas sean aliadas de la humanidad y nos faciliten la vida. Yoshua Bengio, Geoffrey Hinton, Yann LeCun y Demis Hassabis han demostrado que el impacto social de la inteligencia artificial necesita recursos y atención.
También me importa y me preocupa mucho que un deportista no pueda entrenar y progresar en su carrera porque se ha visto obligado a huir de su país. Por eso es una gran iniciativa que, desde hace unos años, los deportistas en esta situación tengan la oportunidad de continuar su actividad para poder llegar a competir en los Juegos Olímpicos gracias al Equipo Olímpico de Refugiados y a su fundación.
Y me importa que el arquitecto Shigeru Ban se preocupe por las personas que han perdido sus casas por una guerra, un huracán o un terremoto y que les ofrezca soluciones para vivir sin que tengan que renunciar al derecho de la privacidad y de la dignidad. Es además un referente en el empleo de materiales sostenibles.
Y también me importa que Ellen McCarthur haya conseguido que gobiernos, instituciones científicas, grandes empresas y la sociedad trabajen juntos para que se utilicen mejor los recursos naturales, que proponga soluciones para evitar la pérdida de la biodiversidad y que nos expliquye cómo funciona y cuáles son las ventajas de la economía circular.
Me importa, en definitiva, que estemos todos aquí celebrando y aprendiendo. Y que reconozcamos que nuestros premiados son el mejor espíritu que estos tiempos necesitan. Por eso agradezco vuestro esfuerzo y generosidad a todos los que de mil maneras apoyáis a la Fundación Princesa de Asturias. Los jóvenes somos conscientes de que la situación actual no es fácil. De que el mundo ha cambiado y sigue cambiando, y de que la mejor manera de progresar pasa por mantener el entusiasmo por conocer, equiparnos con responsabilidad y capacidad de esfuerzo y aprender de los que saben, de los que hacen lo suyo de manera impecable, a menudo en silencio. Por eso, en días como hoy, escuchar, admirar y reconocer la excelencia de nuestros premiados nos hace sentir que las cosas siempre pueden cambiar para bien".