Están a punto de cumplirse dos meses del día en el que Álvaro Morata y Alice Campello fueron padres de su hija Bella, la cuarta que tienen en común. Y también del día en el que, por desgracia, la italiana estuvo a punto de perder la vida por una complicación médica que lo cambió todo. Así lo han recordado ambos en un espectacular reportaje para la revista ¡Hola! en el que, con la compañía de sus cuatro vástagos, han contado con pelos y señales qué sucedió exactamente aquel 9 de enero que no podrán olvidar jamás.
Pocos minutos después del que Alice califica como un parto “increíble”, el más bonito que ha tenido hasta la fecha, un preocupante sangrado obligó a su equipo médico a actuar. “De repente empecé a sangrar muchísimo. Recuerdo que, al girarme, vi la cara de Álvaro superblanca. A partir de ahí, no recuerdo nada más porque me llevaron a quirófano y estuve allí desde las 9 y media de la mañana hasta las 9 y media de la noche dormida”, ha explicado la modelo.
En ese momento, ella no era consciente de la magnitud de lo que acababa de ocurrir. “No había dejado de sangrar en ningún momento, tuvieron que hacerme muchas transfusiones y, al final, me pusieron un globo dentro del útero, que no se había contraído y me produjo esa hemorragia tan grande”, supo después. Morata, sin embargo, sí que era consciente de lo que podría ocurrir de no controlarse ese sangrado.
Así lo ha contado él, que también ha hablado para ¡Hola! sobre este episodio que, por suerte, se quedó en un susto. “La verdad es que fueron muchísimas horas de espera y muchísimas horas pasándolo fatal en las que me daba cuenta de que mi vida no tendría ningún tipo de sentido si le pasaba algo más grave. Sentía una preocupación alucinante”, ha confesado desde su casa de Madrid, donde acaban de instalarse con su familia extranumerosa.
Una vez confirmaron que ese globo que le habían colocado en el útero había servido para frenar la hemorragia, tres o cuatro días después de ingresar en la UCI su entorno tuvo que explicarle qué había sucedido. Ella ya se olía que había sido difícil, ya que ver a Álvaro Morata tan preocupado cuando la llevaron a quirófano le dio alguna pista. "Le vi como nunca. Estaba muy mal y tenía la cara destrozada (...) Me escribía unos mensajes superbonitos. Ahí comprendí su angustia", ha confesado.
Después, con toda la información en su mano, fue la propia Alice la que se vino abajo: "Pensé en las personas que quiero, en mis hijos, en mi marido, en mi madre y en mi padre, porque estaban todos destrozados". Pensar que esa misma mañana, cuando salió de casa para ir al hospital a dar a luz a su cuarta hija, les dijo a Leonardo, Alessandro y Edoardo que en nada "podrían venir a conocer su hermanita" le partió el corazón.
"Obviamente, cuando te suceden estas cosas, en lo primero que piensas es en tus hijos, en lo que les pueda pasar en el caso de que te ocurra algo. También en tu marido y en cómo gestionaría la situación. En lo único en que pensaba era en ellos", ha planteado con total honestidad.