Es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, fecha en la que una gran mayoría de ciudades repartidas por todas partes del mundo se tiñen de morado revindicando la igualdad de todas las mujeres. Sin embargo, también es un día en el que infinidad de marcas aprovechan la gran visibilidad que esto proporciona para publicitarse.
De esto ha querido hablar hoy Laura Escanes en su perfil de Instagram. Acostumbrada a compartir con sus casi dos millones de seguidores campañas de marcas de ropa, de productos 'beauty' e incluso de la decoración de su nuevo hogar, la influencer ha querido reflexionar sobre cómo ha cambiado su visión del Día de la Mujer en los últimos años.
"Hace unos años yo era de las que felicitaba el día de hoy e incluso había participado en alguna campaña de publicidad con alguna marca, campaña supuestamente feminista", se ha sincerado en sus historias. En este texto, la catalana ha confesada no avergonzarse de ello pues, "gracias a haberlo hecho, también he abierto la mente y he entendido por qué no lo haría hoy".
La influencer con los años ha aprendido que el 8M es un día para "pedir que dejen de acosarnos, que dejen de matarnos, que dejen de violarnos", y no una fecha con la que las marcas deberían lucrarse a base de campañas de productos que para nada tienen que ver con la lucha feminista. Además, ha querido dedicarle sus pensamientos a "todas las mujeres que se encuentran en situaciones complicadas para tener una vida".
A pesar de su privilegiada posición, la joven de 26 años también ha vivido en incontables ocasiones el machismo y opresión patriarcal en sus propias carnes. Desde los inicios de su relación con Risto Mejide donde recibió todo tipo de críticas e insultos por estar con un hombre 22 años mayor que ella, hasta después del fin de esta misma. Tras su divorcio, los mensajes de odio hacia Escanes por haber continuado con su vida tras el matrimonio se han multiplicado.
Además, cientos de mensajes machistas le llegan diariamente a su bandeja en redes criticando su actitud como madre de Roma, su hija en común con el publicista. Desde cuando sale de viaje hasta las noches de fiesta o eventos, Laura se convierte en el epicentro de las críticas por 'ser mala madre' o 'abandonar a su hija'. Algo, que por el contrario el padre de la niña no sufre y que demuestra que a pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI y en una sociedad más o menos avanzada, aún nos queda mucho camino que recorrer.