Quince meses. Ese es el tiempo que ha pasado desde que se hizo pública el divorción de Almudena Cid y Christian Gálvez tras once años de matrimonio. Al confirmarse los especulaciones sobre la separación de esta mediática pareja, el presentador de '25 palabras' y la gimnasta tomaron caminos opuestos. Mientras él, que nunca se ha pronunciado sobre el fin de esta historia de amor, abría un ilusionante capítulo vital junto a su compañera Patricia Pardo, de la que continúa enamorado, la también actriz ha ido haciéndonos partícipes del complicado proceso de asimilación en el que ha estado inmerso en esta nueva etapa.

Inmersa en la promoción de 'Caminando sin punteras', obra en la que comparte sus herramientas para avanzar con equilibrio ante los imprevistos de la vida, Almudena se ha abierto en canal en la Cadena SER y ha explicado cómo ha logrado salir adelante después de que su realidad se desmoronara por completo. "Creo que ya lo he superado, pero ha sido un año muy complicado en lo personal, el peor de mi vida. Escribir me ha servido de terapia, para ordenarme, colocar las cosas en su sitio y muchas cosas más. Son vivencias que suelen suceder, son habituales, pero también hay que saber superarlo", asumía.

En esta conversación, Cid ha relatado algunas de las consecuencias que sufrió por esta separación, asegurando que la situación "le afectó incluso en cuanto a la situación física, porque perdí muchos kilos", algo que no no está dispuesta a que se vuelva a repetir. "Igual idealicé lo que yo creía que era esa relación pero tengo claro que me confundió a mí y a todo mi entorno, fue como una bomba", se refería a su ex, a quien ya ha perdonado. "Como siempre había sido tan fuerte y no solía pedir ayuda a nadie, me quedé un poco sola con una situación delicada y es obvio que no estaba preparada para ello", reconocía.

Almudena no esconde que la ruptura le pilló de imprevisto, "como si preparas una boda y, sin saber por qué, no aparece el novio". Ella no vio venir el fin de su matrimonio y le ha costado aceptarlo. "Afortunadamente ya puedo hablar del tema, notando que estoy bien. Mi familia me observa y me ve en buenas condiciones", le ha costado llegar a este punto, pero gracias a la terapia ha podido salir del pozo en el que estaba metida. "La línea de la depresión es tan compleja que hay que tener cuidado porque la puedes pasar. Se me pasaron opciones terribles por la cabeza. Se debe legitimar el dolor del otro", reivindica.

Pese a que no ha querido decir nada sobre Gerardo Berodia, con el que la relacionan, sí admite estar preparada para "nuevas relaciones", pero poniéndose a ella por delante.

"Ahora la prioridad soy yo y quizás a la otra persona no le daría su lugar. Soy muy honesta. Eso sí, el que quiera vivir conmigo que se haga a la idea de hacerlo en Vitoria, de ir al monte y a pasear, a pasar un poco de frío", no está dispuesta a cambiar la mentalidad que acaba de adoptar.