Eduard Sola, tras conquistar los Premios Gaudí y los Feroz, ahora también se ha consolidado como uno de los referentes en el ámbito cinematográfico en los Goya. El de ‘Casa en flames’ recibía este sábado, 8 de febrero, una nueva estatuilla a ‘Mejor guion original’ en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada donde se ha celebrado la 39ª edición de los galardones presentados por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Tras subir al escenario, con el cabezón en la mano, no dudó en volver a hacer historia con un discurso dirigido a las que él mismo ha calificado de 'supermadres'.
Ya lo hizo con un discurso “orgullosamente charnego” en los Gaudí y también aprovechó para defender la cultura como arma en la deshumanización en los Feroz. Ahora, en los Goya, Eduard ha vuelto a alzar la voz aunque en esta ocasión lo ha hecho para recalcar el importante papel y sacrificio de las madres en la faceta familiar, así como su aportación al mundo de forma general.
"Bona nit a tothom, joder. Somos hijos de una multitud de 'supermadres', mujeres a las que se les exigió trabajar fuera de casa sin desprenderse del trabajo de dentro de ella. Nos vistieron, nos alimentaron y nos criaron mientras combinaban con ocho horas de trabajo peor remunerado que el de sus homólogos masculinos. Nadie les ofreció una alternativa a este modelo basado en la renuncia a una vida propia. Muchos padres no estuvieron a la altura, tampoco el estado de bienestar”, comenzó explicando en una queja hacia el modelo establecido y subrayando las diferencias salariales entre hombres y mujeres.
Tras sus primeras palabras, que desataron la ovación del público allí presente, el guionista quiso hacer referencia a una de las escenas más conmovedoras de su película y en la que el personaje principal, Montse (Emma Vilarasau), levanta el dedo al grito de “una merda” cuando le intentan hacer creer que el amor es dar sin recibir nada a cambio: “Por ello, esas ‘supermadres’ pueden hoy levantar el dedo legítimamente y mandarnos a la mierda”, sentenciaba.
Entonces, Sola instaba a los allí presentes, así como a los espectadores, a “mandar un mensaje a nuestras madres” por los sacrificios que han hecho y que “siguen una cuenta sin pagar”: “Digámosles que, aunque parezca que no, somos conscientes de todo lo que hicieron por nosotros y que si somos quienes somos es gracias a su persistencia, a los platos que nos pusieron a la mesa y a los besos que nos dieron al dormir. Digamos a nuestras madres que las queremos y que gracias por estar siempre ahí”, expresó emocionado.
Para finalizar su alegato, el ganador de la estatuilla añadió la necesidad de construir un mundo “en el que los cuidados no se sustenten en el sacrificio de nadie”: “Apostemos por una crianza que no necesite supermadres, sino solamente de madres, padres y adres con la estructura social y económica necesaria para querer y educar en libertad y dignamente", concluyó.
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