Minutos antes de las 10 de la mañana de este lunes 21 de abril, la Santa Sede anunciaba la muerte del Papa Francisco a los 88 años. "Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7.35 de esta mañana, el obispo de Roma regresó a la casa del padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del señor y de su iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino", decía el cardenal Farrel.
Tras la muerte del Papa comienza la elección de su sucesor, que está marcada por una serie de tiempos y rituales ya establecidos en el Vaticano. Sin embargo, el Papa Francisco avisó de que quería un funeral mucho más simple que el de los papas anteriores. Una de las novedades es que no será enterrado en el Vaticano, sino en la basílica de Santa María la Mayor de Roma. Con la muerte de Benedicto XVI, el Papa Francisco avisó que aquel sería el último funeral en el que el cadáver estuviese expuesto en el ataúd porque no le gustó. Bergoglio modificó hace un año el protocolo funerario para que los papas "sean velados y sepultados como cualquier hijo de la Iglesia, con dignidad, pero no sobre almohadones" porque, en su opinión, "el ritual estaba demasiado recargado".
Hasta ahora, los papas tenían un velatorio privado con altos cargos del Vaticano y cardenales. Sin embargo, el Papa Francisco pidió que eso no fuese así. Su cuerpo será llevado directamente a la Basílica de San Pedro para que todos puedan despedirse sin privilegios. Bergoglio pidió un ataúd de madera con el interior de zinc para conservarlo y renunció a la tradición de enterrar a los pontífices en tres ataúdes de ciprés, plomo y roble. También renunció a la plataforma elevada y su cuerpo será expuesto en un féretro abierto a ras del suelo.
El Papa Francisco también señaló que deseaba ser sepultado en una capilla de la basílica romana de Santa María La Mayor por su significado especial para él, ya que era muy devoto a la llamada Madonna de los romanos, la Virgen Salus Populi Romani. Tras eso comenzará el periodo de elección de un nuevo Papa. La reunión suele convocarse quince días después de su muerte, pero puede ampliarse hasta un plazo de veinte días. Las votaciones no concluyen hasta que uno de los candidatos consigue una mayoría de dos tercios y el perfil que consideren más adecuado para el cargo ejercerá como nuevo pontífice.
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