Miles de personas han visitado en las últimas horas la capilla ardiente del papa Francisco, situada en la basílica de San Pedro. La noticia del fallecimiento del pontífice se anunció este lunes 21 de abril a primera hora de la mañana, con una cierta sorpresa, entre fieles e incluso su propia familia, habida cuenta de la mejoría que había experimentado Jorge Mario Bergoglio tras fuertes problemas de salud en las semanas anteriores. Desde El Vaticano se confirmó oficialmente la causa de la muerte, pero en las últimas horas ha habido ciertas especulaciones que ha querido zanjar ahora quien fuera su médico, Sergio Alfieri.

Fue el propio lunes, a última hora de la tarde, cuando la Santa Sede explicó con un parte médico por qué se produjo la muerte del papa, después de que varios medios de comunicación italianos empezaran a publicar informaciones al respecto. Bergoglio falleció el lunes a las 7:35 de la mañana, en su residencia de la Casa Santa Marta, a consecuencia de un ictus cerebral que le hizo entrar en coma y sufrir un "colapso cardiocirculatorio irreversible". El fallecimiento fue ratificado mediante un electrocardiograma.

Pese al mencionado parte médico, en esta semana, mientras se ultiman los preparativos para su atípico funeral se han seguido las especulaciones con respecto a la situación del exlíder de la Iglesia católica, rumoreándose, entre otras hipótesis, que habría sufrido crisis respiratorias o que habría padecido dolor en los instantes finales de su vida. De todo ello ha hablado ahora Alfieri, el que fuera su médico y quien coordinó el equipo del Hospital Gemelli de Roma durante los treinta y siete días que Francisco estuvo ingresado. En entrevistas con la RAI, el Corriere della Sera o el portal 'Adnkronos Salute' ha ofrecido algo de luz al respecto.

El doctor pasó tiempo con el papa el fin de semana previo a su fallecimiento, definiendo su estado "convaleciente, recuperándose, un poco cansado todavía". Y estuvo con él en sus últimas horas de vida, en la mañana del lunes: fue avisado por su enfermero de confianza, Massimiliano Strappetti, y apareció en la residencia pasadas las 6 de la mañana.

Cuando llegó a Santa Marta, el papa aún vivía, tenía oxígeno y una vía intravenosa, pero no estaba consciente. "Entré en su habitación y tenía los ojos abiertos. [...] Intenté llamarle, pero no respondía, no había nada que hacer", relata Alfieri, que explica que lo auscultó con un estetoscopio y que no presentaba ningún problema de tipo respiratorio ni mostraba dificultades en este sentido. "[Los pulmones] estaban limpios, no había falta de aire, ni ningún signo que pudiera hacer pensar en una crisis como las que tuvo durante las hospitalizaciones anteriores", revela.

"Seguía vivo, pero estaba en coma. No se dio cuenta; debió haber tenido una embolia, un derrame cerebral. Puedo decirlo con certeza: el santo padre no sufrió", niega el médico sobre estos últimos momentos de vida del pontífice, descartando que tuviese dolor alguno. "No notaba nada", concluye en sus declaraciones a los mencionados medios. Además, desvela que se descartó una hospitalización "inútil" por miedo a que falleciese en el transporte, al ser su deseo morir en casa. Los presentes, junto a otras enfermeras y secretarias, rezaron y el médico le dio una última caricia.

Alfieri ha añadido, además, un último detalle con respecto a la defunción de Bergoglio, relativa al hecho de fallecer en Santa Marta y no en un hospital. "No tenemos confirmación radiológica porque el papa murió en su residencia y no en el hospital. No podemos decir con seguridad si se trató de una hemorragia cerebral o de un derrame cerebral", asegura.

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