Cuando Vanesa Romero se contagió de covid-19, nadie (ni siquiera los expertos en la materia) se sentía capacitado para convivir con una pandemia. A la inseguridad que suponía para la actriz ver cómo su actividad laboral se paralizaba de golpe se sumó la gestión emocional de ese encierro del que hace apenas una semana se acaban de cumplir dos años. Una delicada situación que se acrecentó cuando fue consciente de que tenía el virus, con la poca información con la que contábamos por entonces, y sobre la que ha ahondado en una entrevista para la revista Lecturas.
La intérprete, que lleva más de una década dando vida a Raquel en 'La que se avecina', acaba de estrenarse como directora, productora y guionista de su primer cortometraje, al que ha puesto de título 'Un día de mierda'. Una comedia en la que su chico, el músico Emilio Esteban, ha participado componiendo la banda sonora y que tiene mucho que ver con esta crisis sanitaria que cada vez está llegando a su fin.
Pero hasta que logró relativizar todo lo que hemos pasado a raíz del coronavirus, Vanesa Romero ha sufrido mucho. "He estado durante un año y medio con secuelas. A fecha de hoy tengo puntualmente recordatorios", ha confesado a los compañeros del medio ya citado, a quienes ha contado que el deporte ha sido su "medicina" para solucionar los problemas que le dejó la covid persistente que continúa padeciendo.
Si tuviese que ponerle nombre a su mayor dolencia, la actriz ha hablado de "anorexia muscular", un concepto desconocido para el gran público que, en palabras de la propia afectada, hace referencia a un debilitamiento del músculo que llega a tal punto que es como "si se hubiera olvidado de trabajar". De ahí que cuando no realiza ejercicio físico le duela mucho el cuerpo y sufra "muchísimas contracturas".
"Yo antes estaba fenomenal, pero el bicho te consume de tal manera que arrasa con todo, y a mí me afectó a lo físico", ha declarado. Sin embargo, como a tantos millones de afectados, también le ha pasado factura en lo emocional. No saber lo que le pasaba en un principio ("Con una gripe, a los veinte días estás bien, pero pasaba un mes y otro y no me encontraba bien") le produjo tal desasosiego que, a lo largo de estos 24 meses, Vanesa ha llegado a precisar de ayuda psicológica "para ordenar todo esto en mi mente".
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