"Poco queda de esa Carla Vigo que renegaba del estereotipo de princesa delicada" que le quisieron poner cuando cumplió la mayoría de edad. Era octubre de 2018 y la sobrina de la reina Letizia irrumpía en las redes sociales dejando al margen su segundo apellido. El hecho de que la única hija de la desaparecida Érika Ortiz quisiese hacerse un hueco en el panorama virtual se convirtió en noticia. Lo que pocos esperaban era que, dos años después, su nombre seguiría copando titulares más allá de su vinculación con Zarzuela.
El poder de los haters también ha pasado factura en su caso. Su cada vez mayor presencia mediática ha hecho que la joven aspirante actriz se vea obligada a recibir a diario comentarios negativos, casi todos relacionados con su familia materna. No hay día en el que no sea juzgada por cada decisión que toma, cada frase que pronuncia y cada foto que comparte. Y esta vez, a través de sus stories, ha decidido frenarlo.
Confesando sentirse "indignada" por la corriente de odio que revolotea su perfil de Instagram, donde se hace llamar @carla.intense, su enfado ha comenzado por una serie de críticas hacia Álvaro, su pareja desde hace unos meses. El hecho de que muchos definan su relación como "interesada" es algo que Carla no piensa "consentir". Tampoco que, por sus reacciones a estos comentarios, aseguren que es "más borde que antes" y que es una "soberbia". "No, perdona, aquí los que habéis cambiado sois vosotros, no yo", ha dejado claro.
"Antes no me poníais tantos mensajes de odio ni me tratabais así. ¿Qué os esperáis? ¿Qué os dé las gracias por llamarme ‘gorda, fea, chula' (y son las cosas más light que se me ocurren)? Pues no. Una tiene paciencia, pero a todos se nos acaba", ha estallado. Sin embargo, si algo ha provocado un enfado mayúsculo en la prima mayor de la princesa Leonor y la infanta Sofía ha sido que insulten a su padre.
A pesar de que nunca llegaron a casarse, el escultor y doctor en Bellas Artes Antonio Vigo seguía siendo pareja de Érika cuando falleció a la corta edad de 31 años. Desde entonces, cuando se quedó con una niña de seis años a su cargo, el padre de Carla ha mantenido un férreo blindaje ante los medios. Poco más se sabe de él más que continuó siendo docente y que rehizo su vida con una madrileña llamada Laura, con la que tuvo otro hijo. Sin embargo, la presencia de su hija mayor en la prensa le ha pasado factura, algo que la sobrina de Letizia no piensa permitir: "Esto ya sí que no lo consiento. A mi padre no lo metáis, porque ahí ya sí que saco las garras".