"Estoy pensando y nada, no hay forma de que me sude". David Broncano salía desconcertado del quirófano tras someterse a una simpatectomía bilateral torácica para tratar su hiperhidrosis. En castellano, una cirugía por la que le dejarán de sudar las manos de por vida. Para muchos, esta enfermedad (porque lo es) puede ser un problema menor. Pero nada de eso. Dar la mano, ese gesto cotidiano que hemos dejado de llevar a cabo por culpa de la dichosa covid-19, es un infierno para los que, como él, sufren este problema que provoca una sudoración excesiva en palmas, axilas y plantas de los pies.
El monologuista siempre le ha echado humor al asunto. Es un experto en ello. Sin embargo, entre broma y broma, también le ha dado visibilidad. En divinity.es hemos hablado con Diego González Rivas, uno de los doctores que estuvo en la intervención, sobre cómo se conocieron, en qué consiste el proceso, cuáles son los efectos secundarios y en qué le cambiará la vida al presentador el hecho de haber dado este paso.
Vayamos al principio de todo. Ya hacía un tiempo que este especialista en cirugía torácica había comenzado a colaborar con el doctor Javier Gallego, mayor experto de Europa en hiperhidrosis, en una novedosa técnica que, según nos cuenta, "lo ha cambiado absolutamente todo". Hace cuatro años, esta misma operación implicaba que el paciente fuese intubado y que se colapsasen ambos pulmones para acceder al tórax, que es donde se encuentra el nervio simpático que provoca este sudor excesivo que las personas como Broncano son incapaces de controlar.
Por entonces se llevaban a cabo varios cortes que bloqueaban esos estímulos, lo que hacía que la operación fuese irreversible. Si surgían efectos secundarios, algo habitual ("se producía una succión compensadora, el sudor salía por otro sitio"), no había marcha atrás. Ahora la cosa es distinta. La unión de ambos doctores, sumada al avance de la técnica, ha hecho de esta una operación ambulatoria, con una incisión de apenas cinco milímetros que permite acceder al nervio y comprimirlo con un clip, no cortarlo, "manteniéndolo intacto e interrumpiendo los estímulos excesivos que provocan el sudor".
"La satisfacción de David es total", nos asegura el doctor González Rivas, que viajó junto a él a Lisboa, donde se sometió a esta intervención de la que ya ha notado los primeros resultados. Básicamente, las manos ya no le sudan. Al salir del quirófano, por mucho que lo intentaba, ni rastro de esa odiosa sensación que le impedía jugar al tenis (su hobby confeso) y por la que tanto le troleaban cada uno de los invitados que acudían a su programa. "Al final, es una enfermedad que crea traumas. Te acostumbras a una normalidad que no es tal, tiene solución".
Ahora ya pueden decir que son amigos. A las horas de abandonar el quirófano, Broncano y el equipo médico estaban tocando la guitarra, comiendo en un restaurante de Cascais y conduciendo su propio coche. Ya no habrá más bromas al respecto. Ni siquiera con los posibles efectos secundarios, que pueden derivar en una mínima sudoración fruto del calor excesivo. Solo en dos ocasiones se ha tenido que retirar el clip. Ese sudor que aparecía sin quererlo, aunque el aire acondicionado estuviese a tope o paseara por la calle en pleno diciembre, ha desaparecido para siempre.
Eso sí, el especialista nos deja clara una cuestión que David Broncano parece haber tenido clara en todo momento: "Es una cirugía muy sencilla, pero es muy importante que sea realizada por cirujanos torácicos (no estéticos) y con gente que tenga experiencia con la técnica, porque entras en el tórax. Aunque es muy fácil de realizar, colocar el clip en el lugar adecuado y que quede bien solo lo permite la experiencia".