Cristina Pedroche cumple este año su décimo aniversario en la pequeña pantalla y lo hace con casi 3 millones de seguidores en su perfil de instagram. La madrileña se ha convertido en todo un icono desde que decidiera coger por primera vez un micrófono como reportera, pero esto no ha sido siempre así. Cristina vivía alejada de los focos en el barrio vallecano de Entrevías, del que siempre se ha mostrado orgullosa. La niña que salía a la calle a celebrar las victorias del Rayo Vallecano, no tenía ni idea de que se convertiría en una auténtica celebrity española. De ahí que hayamos decidido repasar cómo era su vida antes de convertirse en uno de los rostros más conocidos.
Aunque a ella no le gustaba un pelo, de niña la llamaban Mowgli. “Era muy morena y siempre andaba por ahí medio desnuda”, contó en una entrevista hace unos años. Esto le valió más de una rabieta con sus padres, a los que siempre se quejaba de su tono de piel. Pero el tiempo la hizo madurar y darse cuenta que de aquel piso de las afueras de Madrid se llevaría lecciones como puños.
"Vengo de una familia humilde. Aunque mis padres siempre se han matado para darme lo mejor, tenía que trabajar si quería ciertas cosas", relató años después. Su juventud fue como los de cualquier otra chica de barrio. Le tocó trabajar poniendo copas, de azafata de eventos o doblando ropa como dependienta para poder así comprarse los caprichos que deseara. Unos trabajos que le han servido mucho para que tantas campanadas y tanto like no se le suban a la cabeza.
"Mi padre está en paro pero le queda poco para jubilarse y mi madre sigue limpiando en un colegio". Esto es algo que la presentadora siempre ha intentado reivindicar cuando ha surgido sacar el tema de su vida más allá de la tele. Un medio en el que nunca pensó que trabajaría cuando empezó sus estudios de Administración y Dirección de Empresas, carrera que combinó con Turismo en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
Estos títulos, que obtuvo en los años establecidos pero que recogió años después de graduarse, pensó que jamás le servirían para nada, como dijo al sincerarse con Risto Mejide en una entrevista en televisión.
En esa ocasión contó que siempre le había interesado la economía y el marketing, y que en en su etapa de estudiante en el colegio "era una empollona de las que nunca dejaba los apuntes", comentó en tono de broma con Risto. Y además, nunca ha copiado. "POrque no me fio de la gente, si me enseñaban el examen pensaba: Y yo cómo sé que este sabe hacerlos".
Aunque desde los 21 años se ha dedicado a la televisión y la interpretación y había dejado de lado esta faceta, desde que conoció a su marido Dabiz Muñoz quizá haya tenido que echar mano de nuevo a los apuntes de la carrera de Administración de Empresas. ya que la colaboradora hace unos años invertía y se hacía socia e inversora de los restaurantes del cocinero, tanto en España como en Londres.
Además, la influencer no ha querido desaprovechar su tirón en Instagram y colabora en negocios de moda posando para marcas importantes como Puma o Desigual o colaborando en colecciones o patrocinios también a través de sus publicaciones en redes sociales.
Antes de 'comer perdices' y de proclamar su amor por Dabiz Muñoz a los cuatro vientos, hubo una etapa en la que Cristina Pedroche prefería no hablar de sus relaciones amorosa en público. Relaciones sentimentales con actores, deportistas y presentadores sobre los que ella ha preferido mantenerse en silencio a pesar de haber sido fotografiada por los paparazzis en plena calle.
Dani Martínez fue una de las parejas más comentadas en las revistas de corazón durante dos años. La expareja se conoció en el trabajo. A pesar de no mostrar su amor en ningún momento en sus redes sociales personales, tampoco se ocultaban su idilio en bares y lugares de ocio de la capital madrileña. El futbolista Manucho, Miguel Torres o el actor Adrian Lastra, también fueron fotografiados con el icono de la Nochevieja en diversas revistas del corazón.
Pero quien ha puesto la guinda a su corazón ha sido el cocinero. Con él comparte sus clases de yoga en una casa en la zona de Embajadores. Su relación se convirtió en noticia a finales de 2014 y puso su broche de oro en 2017 en una boda cuánto menos curiosa.
A Cristina la llamaban con un mote en su barrio que a ella no le hacía ninguna gracia: Mowgli, como el protagonista de El libro de la Selva, por sus aires asalvajados y su melena y tez morenas. Pedroche ha crecido en una familia trabajadora bienestante y humilde, y ella siempre trabajó para pagarse sus caprichos, desde los 16 años, de azafata de publicidad, de dependienta y trabajos que compaginó con los estudios, porque quería tener dinero para compras: "Mi madre me compraba un pantalón, pero yo quería los tres pantalones que me gustaban, así que me los compraba yo", dijo en una ocasión.