La muerte de Mila Ximénez a los 69 años, víctima de un cáncer de pulmón que le detectaron hace justo un año, ha dejado desolado a todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerla. La tertuliana más cañera de ‘Sálvame’, eterno icono del papel couché, ha contado en este duro momento con el apoyo de sus amigos más íntimos y de su familia más cercana. Alba, su hija en común con Manolo Santana, viajaba desde Amsterdam a la capital para permanecer al lado de su madre en sus últimos días. Sus tres hermanos tampoco han soltado su mano y han permanecido en el interior de su domicilio de Madrid a la espera de un inevitable y trágico adiós.
Su propio programa, compañeros de profesión, amigos y rostros populares, rotos de dolor por su pérdida, han empezado a rendirle homenaje y a despedirse de la colaboradora a través de sus redes. Sara Carbonero, consciente de lo dura que es esta maldita enfermedad, dedicaba unas palabras a la que fuese su compañera de Telecinco mediante una fotografía de Mila sobre la que dibujaba un corazón. “Día triste. Descansa en paz, Mila”, escribía.
No ha sido la única que ha querido homenajear a la periodista. Ágatha Ruiz de la Prada, que había convertido a la escritora en una de sus musas, sacaba las fuerzas necesarias para escribir tres palabras que sintetizan de la mejor forma su magnífica relación. “Gracias. Gracias. Gracias”.
Minutos después de hacerse pública la noticia, Pablo Alborán se rompía en redes. Entre ellos existía una amistad que se inició gracias a uno de los hits que tanto han sonado en nuestras radios. En una entrevista realizada por su programa en el año 2017, Mila se declaraba una “fan incondicional” del artista: “Oírte es amarte, sigue así porque hablas desde el corazón y desde el sentimiento. Te amo profundamente y lo sabes”.
La escritora confesó por aquel momento que había “reído y llorado” con sus temas. Su música le había servido terapia porque se sentía identificada con sus letras. Tal era su admiración que Jorge Javier, en su última carta abierta a la sevillana, reconocía que había sentido “un poco de pelusa” del malagueño porque “cada vez que pronunciaba su nombre se le caía la baba".
Hoy, el día de su muerte, el músico que ha puesto banda sonora a su vida ha lanzado una promesa: “No dejaré nunca de cantarte. Gracias por tus sonrisas y tus buenas energías. Así te voy a recordar siempre”.