El pasado mes de octubre, Tamara Gorro se ponía delante de la cámara y le contaba a sus más de dos millones de seguidores que llevaba más de un año luchando contra un problema de salud mental por el que se había tenido que aislar y había estado durante días "en la cama llorando". Una mochila vacía en la que había ido metiendo piedras fue la metáfora que utilizó para explicar la caída personal que había sufrido debido a algunos problemas que arrastraba desde su infancia.
Meses después se atrevía a ponerle nombre y explicaba que sufre una "depresión grave y ansiedad", un diagnóstico que acompañaba junto a un mensaje muy importante: "La depresión es una causa de muerte y que he estado muchísimo tiempo en la cama y ahora me encuentra en tratamiento psiquiátrico igual que muchísimas personas".
A lo largo de estos meses, la empresaria ha explicado que una de las cosas que había notado desde que comenzó con la depresión es una importante bajada de peso. La exmujer de Ezequiel Garay ha perdido 12 kilos por culpa de su enfermedad, pero también se ha sumado un problema digestivo por el que tuvo que ser intervenida hace tan solo unos días.
Ahora, a través de su cuenta de Instagram, Tamara Gorro ha querido visibilizar otra de las "malditas consecuencias" de su depresión. "Cada vez más. Llego a tener calvas por algunas partes de la cabeza, pero también pasará", contaba junto a una imagen en la que se podían ver los mechones de su pelo caídos.
Una de las formas de hacer salir el dolor que lleva acumulando tantos años ha sido escribir un nuevo libro. A través de 'Cuando el corazón llora', la influencer relata algunos de los capítulos más duros de su vida. Uno de ellos está marcado por el abuso sexual que sufrió cuando tan solo era una niña de nueve años.
Otro de los temas que ha querido tocar y hablar públicamente es la muerte de su padre, que falleció cuando ella tenía tan solo ocho años. "Mi madre conoció a mi padre enfermo por culpa de las drogas. Estaba en un momento muy débil", relata en su libro. Fue entonces, con apenas 19 años, cuando su madre optó por ayudarle a salir de aquel pozo y formar una familia junto a él. Javier Gorro se desintoxicó al nacer Tamara, pero "una recaída bastante grave" marcó un punto de inflexión en su relación. "Mi madre incluso le vio un día pincharse delante de mí", ha contado a través de su último libro.