En los últimos tiempos, nos encontramos con un gran número de aceites que servirán para cuidar nuestra piel. Uno de los más comunes es el aceite de moringa, que tiene magníficas propiedades: destaca por su alto contenido en ácido oleico, ácidos grasos omega 3 y vitamina A, C y E; además, tiene minerales, taninos y fenoles. Este aceite proporciona una gran hidratación y una buena nutrición. Proviene del norte de la India y de sus semillas se extrae el aceite.
Este producto lo que hace es hidratar y nutrir la piel en profundidad y, además, le devolverá ese brillo a las pieles más secas. Tiene un gran poder antioxidante, gracias a las vitaminas C y E, por lo que, será un buen aliado para luchar contra los rayos UV, la contaminación y el estrés. Todos estos factores provocan grandes desventajas en la piel que solamente se podrán solucionar con un producto determinado.
Y no solamente eso. Este aceite también tendrá propiedades antiinflamatorias, mejorando aquellas pieles que son más sensibles. Además, mejora la elasticidad de la piel, ayudando a eliminar las arrugas y aportando mucha luminosidad.
Si lo aplicamos en el pelo, este hidratará y nutrirá el cabello seco, ayudando a reparar las puntas abiertas y mejorando aquellas melenas que se quiebran con cierta facilidad.
Lo más recomendable será usar el aceite de moringa puro, que se tendrá que mantener frío para que no se pierdan todas sus propiedades. Además, en la piel podrás usarlo como aceite de limpieza, durante tu rutina de noche. También, se podrá usar como tratamiento, siempre y cuando tengas la piel más seca. Además, podrás usarlo como gotas para hidratar las cutículas.
Para el pelo deberás aplicarlo en las puntas que estén más dañadas, al final del lavado o a modo de mascarilla. En los cueros cabelludos más secos también se podrá aplicar. Aunque eso sí, debes saber que este tipo de aceite será especialmente denso, por lo que no te hará falta utilizar gran cantidad de producto.