En lo que a belleza respecta, podríamos decir que la piel es el espejo que refleja el buen estado de salud y una correcta rutina de cuidados. Sin embargo, en muchas ocasiones y sin ser conscientes de ello, cometemos errores que empeoran su aspecto y que pueden provocar desde sequedad a irritaciones o brotes de acné. Y es que, no hay que olvidar que cada cutis es único, por lo que es importante encontrar lo que funciona mejor para ti (y consultar con profesionales siempre que sea necesario).
Aun así, antes de nada, conviene que revises los cuidados a los que la sometes para ser consciente de si realmente la estás tratando como se merece. A continuación, recopilamos algunos de los más comunes.
1- Aplicar todo tipo de cosméticos sin conocer correctamente sus propiedades. “A una piel que tiene demasiados principios activos aplicados en su rutina diaria, lejos de ayudarle, le pueden estar produciendo una congestión o fatiga. Esto puede revelar un aspecto sin vida o tremendamente alterado”, explica la cosmetóloga y biotecnóloga en Byoode, Sonia Ferreiro y añade que “esta ebriedad cutánea obedece a que el mercado cosmético ofrece cada vez más avances y mejores principios activos y tendemos a creer que todos ellos son buenos para nuestra piel”. Esto hace que consideremos que ‘más es más’ y que todo junto es mejor, pero los resultados suelen demostrar lo contrario. Así que ya sabes, mejor “poco y bien”, que “mucho y mal”.
2- No desmaquillarnos. Sin duda uno de los errores garrafales. El maquillaje obstruye los poros, lo que puede llevar a brotes de acné y una apariencia opaca. Así que, asegúrate de limpiar suavemente tu rostro y eliminar completamente todo el makeup antes de ir a dormir.
3- No dormir lo suficiente. La falta de sueño afecta negativamente la apariencia de la piel, pues durante este tiempo, se repara y regenera. Intenta dormir de 7 a 8 horas cada noche para permitir que se recupere adecuadamente o terminarás con una tez opaca, ojeras y líneas de expresión muy acentuadas.
4- Exfoliarla demasiado. Aunque es importante para eliminar las células muertas de la piel, hacerlo en exceso puede irritar y dañar la barrera protectora de la piel. Sigue una rutina de exfoliación suave una o dos veces por semana, dependiendo de tu tipo de piel, y no te olvides de hidratarla en profundidad después.
5- Saltarse la rutina de cuidado antes y después del ejercicio. El sudor y la acumulación de aceite pueden obstruir los poros con consecuencias nefastas para el cutis, así que, límpialo suavemente antes y después de entrenar y aplica un tónico para cerrar el poro.
6- No limpiar las brochas de maquillaje con regularidad. Estas ‘herramientas’ acumulan bacterias, aceites y residuos de los cosméticos; por lo que, si no las limpias regularmente, estas impurezas pueden transferirse al cutis. Lava tus brochas al menos una vez al mes con un limpiador suave para mantenerlas limpias y libres de gérmenes.
7- Carecer de una dieta equilibrada. “Somos lo que comemos”, y consumir alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares y alimentos procesados puede contribuir al acné y a la inflamación de la piel. No hemos dicho nada nuevo que no sepas, pero conviene que lo tengas en cuenta. El alcohol y el tabaco son otros dos grandes enemigos de tu cutis que debes evitar a toda costa.
8- Estresarse en exceso. Otro de los grandes enemigos es el estrés crónico, que entre otras cosas, puede provocar brotes de acné, enrojecimiento y empeorar condiciones como la psoriasis y el eczema. Si no puedes evitarlo, intenta encontrar formas saludables de manejarlo como el ejercicio, la meditación o el tiempo de calidad para ti misma. Tu piel (y tu mente) lo agradecerán.
9- Usar solo protector solar en verano. Si quieres hacer frente a las manchas y al envejecimiento prematuro aplica uno de amplio espectro todos los días, incluso aunque esté nublado.
10- No proteger el cuello y el escote. A menudo nos centramos en cuidar el rostro y olvidamos proteger y cuidar el cuello y el escote. Estas áreas también son propensas a los signos del envejecimiento y necesitan atención. Así que, asegúrate de extender tu rutina de cuidado de la piel hasta estas zonas, aplicando también protector solar y productos hidratantes.
Para muchas, los grandes olvidados son los labios, dejándolos en un segundo plano en las rutinas de cuidado facial. Resulta clave elegir un producto específico para lucirlos siempre bonitos y sanos. Además, hay que tener en cuenta que la piel labial es distinta a la del resto del rostro, ya que carece de glándulas sebáceas, lo que favorece que se irrite con mayor facilidad. De esta forma, Vicente Calduch, CEO de Laboratorios Calduch (y quinta generación de los Laboratorios Calduch, creadores del bálsamo Dermo-Suavina), nos da 5 consejos para cuidarlos.
11- Utiliza barras de labios hidratantes y aplica sobre ellas un bálsamo. Hoy en día las fórmulas de las barras de labios incluyen fórmulas tratantes que no resecan los labios. Si la barra que usamos es un poco seca lo ideal es aplicar encima un bálsamo labial que hidrate, nutra y repare intensamente esta zona tan delicada del rostro.
12- Aceites esenciales. Elige barras de labios cuya fórmula incluya aceites esenciales y vegetales, pero no perfumes ya que pueden producir alergias.
13- Cuidado al desmaquillarlos. Este paso es clave ya que, si se utilizan desmaquillantes muy abrasivos o con alcohol, pueden resecar y debilitar los labios. Lo ideal es hacerlo cuidadosamente con un algodón empapado en agua micelar o un aceite específico para, seguidamente, hidratarlos con un bálsamo rico y nutriente.
14- Reparación nocturna: un paso clave. Un momento fundamental para conseguir que no sufran y, a la mañana siguiente, estén hidratados y jugosos.
15- Elige productos de calidad. “A veces elegimos un bálsamo labial sin reparar en su importancia, haciendo que se resequen aún más. Lo ideal es adquirirlos en la farmacia, en la que además contarás con el consejo profesional del farmacéutico, que informará de las opciones más adecuadas para las necesidades de tu piel”, concluye Vicente.