En la rutina ‘beauty’ del día a día, a menudo subestimamos la importancia de cuidar nuestro pelo de forma adecuada, ya sea por falta de tiempo o por desconocimiento. Desde tratamientos capilares hasta la elección de los productos, hay muchos factores a considerar para mantenerlo sano y radiante. Sin embargo, uno de los hábitos que a menudo pasamos por alto es dormir con el pelo mojado. Y es que, aunque pueda parecer inofensiva, esta práctica puede tener consecuencias negativas para la salud de tu melena, y te lo explicamos a continuación.
Cuando nos vamos a la cama con esta humedad, la estructura del cabello se vuelve más vulnerable a los daños ya que el pelo en ese estado es más elástico y propenso a romperse, lo que puede llevar a puntas abiertas y que se quiebre más fácilmente. Por lo que, al movernos durante la noche estando mojado, está más propenso a enredarse y romperse. Además, el frotamiento contra la almohada puede aumentar la fricción y causar daños adicionales.
Independientemente de si se duerme con el pelo recién salido de la ducha o no, hay que saber también que la exposición constante a la humedad puede llevar a una pérdida de elasticidad en la cutícula (la capa externa que protege el interior) del cabello. Cuando se debilita, se vuelve más propenso a daños externos, como la exposición al sol y a los productos químicos, que tiene como resultado una melena opaca y sin vida.
Este hábito también puede aumentar el riesgo de desarrollar hongos en el cuero cabelludo puesto que la humedad persistente crea un entorno ideal para su crecimiento, lo que podría derivar en condiciones como la dermatitis seborreica
Por otro lado está el tema de la caspa, pudiéndose acentuar al pasar toda la noche con el pelo sin que esté seco. Estos problemas pueden causar picazón, irritación y descamación del cuero cabelludo, además de hacer que sea más difícil de tratar.
Independientemente de las cuestiones sobre la salud del pelo, también la textura se ve perjudicada. Si te acuestas con el pelo mojado, es probable que te despiertes con el cabello completamente despeinado y fuera de forma, resultando mucho más difícil controlarlo al día siguiente. Te verás obligada a invertir mucho más tiempo en que todo vuelva a su sitio que en secarlo la noche de antes, así que conviene que te lo pienses dos veces antes de ir a dormir sin utilizar el secador (eso sin mencionar que, en invierno, probablemente cojas un buen catarro).