"Tengo un bulto en el pecho, ¿debería preocuparme?": tipos de nódulos y cómo diferenciarlos
Los bultos mamarios suelen aparecer por varias causas, como los cambios hormonales.
Normalmente serán benignos, aunque tendremos que preocuparnos cuando sean dolorosos o cuando se produzca secreción en el pezón.
Notarse un bulto en el pecho es algo que siempre nos preocupa. Esto se debe a que siempre, inconscientemente, nos ponemos en lo peor y lo primero que se nos pasa por la cabeza es que podemos padecer algún tumor, por eso es importante saber qué es un bulto mamario.
Un bulto en la mama es un engrosamiento o protuberancia que a la palpación es diferente del tejido circundante de la mama. Pueden ser descubiertos en una exploración normal, del día a día, o cuando acudes a un chequeo médico, y al ser producidos por exceso de grasa, suelen ser bastante frecuentes y, en la mayoría de ocasiones, benignos.
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Los bultos podrán ser un poco dolorosos o, por el contrario, indoloros. Además, a veces van acompañados por una secreción por el pezón o por cambios en la piel, como irregularidades, enrojecimiento o piel tirante. De la misma manera, los bultos pueden ser bolsas llenas de líquido o masas solidas.
¿Por qué aparecen los bultos mamarios?
Los bultos mamarios suelen aparecer por distintas causas. Las más frecuentes son los fibroadenomas y los cambios fibroquísticos. Generalmente, los primeros son bultos lisos, redondeados, con cierto movimiento e indoloros, y suelen desarrollarse en mujeres en edad fértil. También, pueden confundirse con un tumor mamario, aunque se sabe que algunos tipos no aumentan las posibilidades de sufrir cáncer de mama.
Los cambios fibroquísticos suelen consistir en dolor, quistes y abultamiento de la mama. La mujer suele tener uno o más de estos síntomas y en las mamas se palparán bultos, con frecuencia sensibles al tacto. En la mayoría de casos, estos bultos suelen asociarse con fluctuaciones mensuales en los niveles de las hormonas femeninas como son los estrógenos y la progesterona, hormonas que estimulan el tejido mamario.
Los bultos en las mamas pueden aparecer por ciertas infecciones en las mamas, incluyendo la acumulación de pus. Aún así, estos casos son poco frecuentes y aparecerá, en todo caso, en las primeras semanas tras el parto. Una glándula obstruida también puede generar un bulto en el pecho, esto suele suceder entre seis y diez meses después de la retirada de la leche. También, pueden ser causados por traumatismos que pueden ocasionar la formación de tejido cicatricial y cáncer de mama.
Cuándo debemos preocuparnos
Pero, ¿cuáles son esos signos de alarma? Por ejemplo, si notamos que se trata de una masa irregular y dura, si tenemos hoyuelos en la piel cerca del bulto o ganglios en la zona de la axila que están pegados entre sí. Una secreción con sangre por el pezón, el engrosamiento y el enrojecimiento de la piel sobre la mama también debe preocuparnos, dado que los bultos, como ya hemos comentado, pueden ser malignos y habrá que acudir al médico en un plazo de tres o siete días. Un retraso de una semana no será importante, a no ser que la zona comience a ponerse roja o a hincharse, pero es mejor acudir al especialista en cuanto notemos que algo no va bien.
Una vez en el médico, el especialista te preguntará cuánto tiempo llevas notando el bulto y cómo te lo encontraste. También, te hará preguntas sobre los síntomas que has tenido -en el caso de que los haya-, incluyendo cualquier secreción por el pezón, cansancio continuo, pérdida de peso o dolor en los huesos. De la misma manera, se interesará por tus antecedentes familiares, por si alguno de ellos ha sufrido cáncer de mama. A continuación, realizará un examen físico, donde se centrará en la exploración mamaria y en aquellas zonas próximas. El médico inspeccionará la mama con el fin de detectar anomalías, incluyendo cambios en la piel y secreciones en el pezón.
Qué hará el médico
El especialista palpará el bulto para determinar su tamaño, si es duro o blando, si es liso o irregular, si es doloroso y si se mueve libremente o está bien adherido a la piel o a la pared torácica. El médico también palpará los ganglios linfáticos, situados en las axilas, para determinar si están inflamados o son dolorosos. Los bultos dolorosos en mujeres jóvenes suelen aparecer debido a cambios fibroquísticos.
Por lo general, será necesario realizarse una prueba complementaria para saber si el tumor es benigno o maligno. En primer lugar, se suele hacer una ecografía para intentar diferenciar los nódulos sólidos de los quistes. Si el bulto parece ser un quiste y provoca dolor, se introduce dentro de él una aguja y se extrae un líquido. Este será analizado para ver si hay presencia de células cancerígenas.
Respecto al tratamiento, normalmente se suele recomendar un sujetador de soporte suave para aliviar los síntomas, así como tomar un analgésico. A veces, también, se drenan los quistes. De la misma manera, los fibroadenomas se extirparán si aumentan de tamaño, causan dolor o bien la persona infectada desea que se lo extirpen.