Las manchas suelen ser signo de envejecimiento y muchas personas buscan deshacerse de ellas. Suelen darse en zonas como las manos y pueden ser de distintos tipos: marrones, blancas, rojas y hasta amarillas. Actualmente existen distintos tratamientos para que estas imperfecciones desaparezcan, aunque el mejor tratamiento siempre será la prevención, así como la exploración periódica. Además, siempre habrá que acudir a un especialista si observamos alguna manchita anormal en nuestra piel, ya que será el dermatólogo quien nos dará un diagnóstico de lo que nos sucede y nos recomendará qué camino seguir.
Respecto a los tipos de manchas podemos encontrar varios. Los melasmas son de color marrón, tanto oscuro como claro, y tienen bordes irregulares. Suelen salir en la frente, los pómulos, el labio superior y el mentón y, casi siempre, de forma asimétrica a ambos lados de la cara. Son más comunes en las pieles morenas y medias. Aparecen debido a cambios hormonales, así como durante el embarazo, al tomar anticonceptivos o durante la menopausia. También, existen los lentigos solares, que son manchas planas, pequeñas y con una forma redondeada. Son de un color uniforme y varia desde pardo hasta negro. Suelen salir en la cara y en el escote y, sobre todo, en las zonas más expuestas al sol. Son muy frecuentes en pieles claras. Aparecen con la edad.
Por su parte, los lentigos seniles o “manchas de la edad” son más grandes que las pecas, de color amarillo-parduzco y con una forma redondeada. Con el paso del tiempo, aumentan de número, de tamaño y suelen volverse más oscuras. Aparecen, sobre todo, en pieles morenas y medias. Suelen salir a partir de los 50 años, debido al envejecimiento y especialmente en aquellas zonas expuestas al sol, como las manos y el escote. Otras manchas que podemos tener serán por acné o eccemas y suelen localizarse en cualquier zona del rostro y el cuerpo, donde tuvo lugar la afección. Este tipo de manchas se denomina hiperpigmentación postinflamatoria y sale tras una inflamación aguda o crónica por acné, herpes o quemaduras.
Aunque todos estos tipos de manchas son benignas es conveniente que las revises de forma periódica para observar si han sufrido algún cambio de aspecto o se han multiplicado. Si, por ejemplo, aprecias que las manchas tienen una apariencia asimétrica, con borde irregular o de tonos diferentes deberás acudir a un especialista. También, en el caso de que te pique, duela, sangre, presente inflamación o enrojecimiento. Además, deberá verte un especialista si aumenta de número o tamaño.
Para prevenir la aparición de las manchas puedes seguir distintos consejos y precauciones, especialmente en verano, cuando la exposición es mayor. Lo mejor será utilizar un fotoprotector FPS 30 o 50, incluso en aquellos días que estén más nublados. Habrá que aplicárselo en las zonas del escote y de las manos. Tampoco habrá que manipularse los granitos de acné ni de espinillas, ya que pueden derivar en manchas oscuras en la piel. También, habrá que evitar el uso de colonias, perfumes u otros productos antes de exponerse directamente al sol. Y si estás tomando algún medicamento, procura mantenerte a la sombra, ya que habrá más posibilidades de que aparezcan manchas oscuras o erupciones.
Otra buena idea será proteger, especialmente, las zonas irritadas por la depilación, sobre todo si usas cera. Además, si tienes lesiones recientes de quemaduras, herpes o cicatrices es recomendable que las cubras con parches o bandas de silicona para evitar que se oscurezcan y se conviertan en manchas. En estos casos la piel suele ser más sensible y puede quemarse con más facilidad.
Una vez que el especialista ha descartado que se puede tratar de una mancha maligna podrás acudir a una clínica donde te explicarán qué pasos hay que seguir para que desaparezcan. Uno de los tratamientos más usados son las cremas despigmentantes y es preferible empezar con el producto en los meses de otoño, cuando las radiaciones de luz no son tan fuertes. Además, se aconseja que se utilice por la noche.
Los resultados se notarán al cabo de seis u ocho semanas si se ha sido constante. Aunque este extremo dependerá de diversos factores como el número, la intensidad y la antigüedad de las manchas. Otra técnica muy utilizada para hacer desaparecer las manchas es el láser. Esta es más específica para los lentigos solares. Una vez tratadas, las manchas se convierten en una costra más oscura que se desprende al cabo de unas semanas. Se necesitarán una o dos sesiones.
Otro tratamiento utilizado es el peeling químico que es idóneo para tratar el melasma, una de las manchas más difíciles de eliminar. Para ello, se aplican distintas fórmulas con ácidos y sustancias despigmentantes, como la Vitamina C y en diferentes concentraciones. Antes y después del tratamiento, la protección frente al sol debe ser la máxima. La terapia fotodinámica también es muy utilizada para hacer que desaparezcan las manchas. Se utiliza para tratar los lentigos seniles, que ocupan distintas zonas del cuerpo. Este tipo de tratamiento produce una exfoliación que mejora el aspecto de las manchas.