No hay nada más eficaz para saber si nuestros esfuerzos por perder peso están dando resultados que tomarnos las medidas corporales. La báscula ha sido durante décadas todo un referente para saber si una dieta estaba haciendo efecto, pero a día de hoy se han modificado algunos conceptos.
Ya no se pretende adelgazar mediante dietas restrictivas e hipocalóricas difíciles de seguir y con riesgo de efecto rebote. Para ese tipo de dietas la báscula era un gran apoyo, porque a poco que te esfuerces en seguirlas la báscula responde de manera positiva. El problema es que la bajada de peso suele ser un reflejo de una pérdida de líquido fácilmente recuperable, y no de grasa.
Ahora se potencia una alimentación saludable acompañada del ejercicio físico adecuado, y eso a veces implica ver cómo el peso aumenta en lugar de disminuir, sobre todo si estamos perdiendo grasa y ganando, en su lugar, masa muscular.
Tomarse la medida corporal a uno mismo es una forma mucho más fiable de saber qué está pasando con nuestro cuerpo, sin que por ello tengas que prescindir de la báscula. Pero hacerlo correctamente no consiste en coger la cinta métrica sin más. Te contamos cómo debes hacerlo para que puedas obtener unas referencias reales de cómo evoluciona tu cuerpo.
Antes de pasar a la acción, es importante que tengas en mente algunas cosas que te ayudarán a medirte de manera eficaz. La primera es elegir el tipo de cinta métrica más adecuada para tomar medidas corporales. Lo ideal es que sea como las de costura, de tela o de plástico flexible para que se adapte a los recovecos de tu cuerpo, algo que es muy difícil de conseguir con una cinta metálica del tipo de las que se usan en construcción.
Tu posición también es importante. Has de estar de pie, lo más recta posible. La respiración puede llegar a influir en la medición, así que no está de más que compruebes si hay zonas de tu cuerpo que modifican su medida en función de si estás inhalando o exhalando.
Lo recomendable es que te midas sin ropa para obtener una medida real de tu cuerpo. Pero si esto no te apetece o prefieres hacerlo vestida por cualquier motivo utiliza siempre la misma ropa. Si no es así el diferente grosor de las prendas podría variar el resultado de la medición y que esta no reflejase los centímetros reales de tu cuerpo.
En cuanto al momento del día para medirse, lo mejor es hacerlo por la mañana, nada más despertar y en ayunas, después de ir al baño. El volumen del cuerpo puede variar a lo largo del día, y si te mides un día por la mañana y otro por la tarde no tendrás una referencia fiable. En cuanto a la ingesta de alimentos, estos influyen mucho en el volumen, sean sólidos o líquidos, sobre todo en la zona del abdomen, por lo que se recomienda tener el estómago vacío para que no haya ningún tipo de dudas.
Por último, procura no apretar la cinta métrica sobre tu cuerpo para no falsear los resultados y sé honesta (nada de meter tripa). Además, debes respetar los puntos del cuerpo por los que mides y el recorrido que hace la cinta métrica por ellos para obtener resultados representativos.
Estas son todas las partes del cuerpo que puedes medir. Es posible que las zonas que más te interesen sean el abdomen y las caderas. O que tu zona problemática sean los brazos. Decide cuáles quieres medir y saca lápiz y papel.
Del mismo modo que se recomienda pesarse una vez a la semana, y no cada día, a la hora de medirse lo ideal es hacerlo cada dos semanas. Así es como puedes observar los progresos y ver qué modificaciones ha experimentado tu cuerpo.
Para poder hacer una comprobación válida no olvides ser constante y, sobre todo, apuntar los resultados obtenidos en un cuaderno, el móvil o el ordenador.