Los cambios que se manifiestan en la piel a partir de los 50 años son fundamentalmente consecuencia de las alteraciones hormonales que se producen con la menopausia, que provoca la disminución de la síntesis de colágeno y, como consecuencia, arrugas, manchas, deshidratación, falta de luminosidad y flacidez.
Indiscutiblemente, una rutina de belleza que incluya limpieza, hidratación y protección es el básico para llegar a los 50 con una piel mínimamente cuidada, pero a partir de esta edad es necesario incorporar a tus hábitos algunos extras para atenuar la pérdida de colágeno y elastina, así como reducir el daño provocado en la piel por los radicales libres.
A partir de los 50 se hace imprescindible la presencia de ciertos ingredientes en la rutina beauty como los antioxidantes, las ceramidas o el ácido hialurónico e incorporar algunos hábitos como la exfoliación facial o el uso de mascarillas, si olvidar que hay tratamientos de cabina que pueden mejorar el aspecto de la piel.
La rutina básica de belleza que deberías llevar desde antes de los 20 años y que no debe cambiar una vez cumplidos los 50, incluye limpieza, hidratación y protección solar, pero además es imprescindible aliarse con nuevas formulaciones cosméticas con propiedades antioxidantes, despigmentantes, reafirmantes, que promuevan la producción de colágeno y aporten luminosidad.
De día, apuesta por cosméticos ricos en antioxidantes como el ácido ferúlico, la vitamina C y el resveratrol porque son ingredientes que aportan luminosidad, minimizan arrugas y líneas de expresión y, en general, mejoran el aspecto de la piel.
Por la noche, alíate con el retinol, que promueve la síntesis de colágeno, aporta luminosidad, minimiza el aspecto de las manchas y arrugas, trabaja contra la pérdida de firmeza y, además, protege de las radiaciones ultravioleta. También es importante sumar a tu rutina nocturna cremas nutritivas que mantengan o restituyan los lípidos de la epidermis.
Cinco minutos de masaje facial en casa es otro de los hábitos que ayudan a mejorar la firmeza, luminosidad y apariencia general de la piel, porque estimula la circulación, promueve la producción de colágeno y ayuda a drenar líquidos. Puedes trabajar la piel con las manos, practicando el yoga facial o con cualquier masajeador facial.
A partir de los 50 años es mejor dejar de lado los exfoliantes mecánicos y apostar por los peelings químicos al menos una vez a la semana. Incluir este tipo de exfoliantes en la rutina semanal ayuda a retirar células muertas, a promover la renovación celular, a aportar luminosidad a la piel y minimizar el aspecto de manchas y arrugas.
A partir de los 50, las mascarillas son un imprescindible en la rutina beauty semanal. Debes hacerte con formulaciones que contengan potentes activos antiedad que revitalicen y redensifiquen la piel, con antioxidantes que estimulen la síntesis de colágeno, con agentes hidratantes que ayuden a combatir la sequedad e ingredientes que unifiquen el tono y aporten luminosidad. Para sacarles el máximo partido, lo ideal es aplicarla en la piel tras realizar un peeling químico.
Si buscas resultados más intensos e inmediatos, la mejor opción es ponerse en manos de profesionales de la estética y realizarse tratamientos puntuales que ayuden a combatir los signos de envejecimiento.
Para mejorar el tono y devolver la luminosidad a la piel existen opciones como el peeling químico, el tratamiento de luz pulsada (IPL) o la microdermoabrasión. Si buscas aumentar el grosor de la piel, activar la circulación sanguínea y aportar luz al rostro, es recomendable una sesión de mesoterapia. Para quienes desean estimular la producción de colágeno, recuperar volúmenes, nutrir, hidratar y devolver la luminosidad a la piel, uno de los tratamientos de cabina más completos es la radiofrecuencia facial.