Desde antes de empezar a cuidarnos la piel no dejamos de escuchar lo importante que es mantener una correcta rutina de cuidado facial, construida por distintos productos para tratar no solo las distintas afecciones y necesidades de la piel sino para cada zona. Que si el contorno de ojos, que si hay que adelantarse al envejecimiento así que hay que usar una crema antiarrugas, después estar pendiente del código de barras de los labios, cuidado también con el acné… en definitiva, un sinfín de cremas faciales y productos salvapieles que anotar y tener en cuenta, pero lo cierto es que, sí, nos avisan de todos los cuidados que puede necesitar la piel pero nadie termina de concretar qué es lo que deberíamos usar día a día en nuestra rutina facial y cómo.
Lo que ocurre al final es que terminamos usando un gran montón de productos “por si acaso” y probando lo que les va bien a nuestras madres, amigas, hermanas o primas para así no dejar ni una sola necesidad descubierta: “Lo cierto es que existe un amplio abanico de productos de cuidado facial, de forma que el consumidor pueda elegir el más adecuado en función de muchos parámetros, como precio, características sensoriales, principios activos, etc. Aunque también reconozco que el hecho de que existan tantos productos y tantas marcas dificulta mucho la elección al consumidor al verse desbordado por tantos productos diferentes”, señala Ana María Molina Ruiz, doctora dermatóloga en la Fundación Jiménez Díaz y profesora en la Universidad Autónoma de Madrid. “Para colmo, algunas de estas marcas utilizan marketing con reclamos cosméticos bastante exagerados que prometen efectos en la piel que no consiguen y que hacen un flaco favor a los consumidores”, añade.
Así que esto puede llegar a ser igual de contraproducente que usar menos productos de los que se necesitan: “seguir una rutina con demasiados productos puede ser hasta contraproducente, produciendo lo que denominamos ‘piel asfíctica’ que aunque no tiene una base científica, la usamos para denominar esas pieles ‘asfixiadas’ de tanto producto cosmético uno encima de otro, sin ningún tipo de criterio. Este tipo de pieles, lejos de verse mejor, se aprecian incluso menos saludables, con un leve color cetrino-verdoso y excesivamente apagadas”, señala la doctora Molina.
Y lo peor, es que esos productos muchas veces son los mismos una y otra vez: “Mucha gente utiliza múltiples cremas en su rutina facial diaria, pero al fijarte en los ingredientes te das cuenta de que todos los productos que están usando son prácticamente iguales, cremas hidratantes con mayor o menor contenido de agua, colorantes, perfumes, que las hacen sensorialmente muy agradables, pero que no incluyen principios activos eficaces para mejorar, renovar y reestructurar la piel del rostro”, cuenta la experta.
Así que seguimos planteándonos, incluso aún más, la eterna pregunta. Como se puede esperar, este dato, al igual que qué tipo de crema facial se debe usar, puede depender de la edad en primer lugar y después de las necesidades específicas de cada una. Pero hay una serie de cremas faciales que sí o sí debemos utilizar todas y no son muchas.
“En general, los dermatólogos siempre hemos defendido que menos es más. Nosotros solemos recomendar una rutina sencilla, ya que esto facilitará el cumplimiento”, cuenta Ana, y es que lo cierto es que, muchas veces, nuestra piel sufre daños porque no realizamos la rutina facial de forma correcta por pereza ante tantos productos que tenemos apuntados para usar y en lugar de hacer una básica, que con eso bastaría, procrastinamos y dejamos de hacerla.
Por eso, la rutina facial básica y fundamental se basa en, tal y como señala la dermatóloga: “tener un buen producto de limpieza facial, una crema hidratante rica en antioxidantes, un buen fotoprotector 50+ y, si es posible, un producto de cuidado nocturno de la piel que incluya principios activos que han demostrado eficacia frente al envejecimiento”, es decir, una crema antiarrugas o una crema reafirmante. Pero si algún día no nos da tiempo a cumplir con todo ello, “incluso podríamos prescindir de algunos de estos productos y si tuviéramos que simplificar al extremo, con un buen producto de limpieza de la piel y un buen fotoprotector facial con activos hidratantes sería suficiente”, añade. “Lo importante es utilizar productos ricos en activos que han demostrado eficacia, como los antioxidantes, los hidroxiácidos o los retinoides”, indica la experta.
Estos antioxidantes pueden ser algunos como la vitamina C y E, que está muy de moda como ingrediente de mucha cosméticos. Protegen contra los radicales libres evitando el envejecimiento y corrigen sus signos, devuelven la luminosidad y unifican el tono reduciendo la apariencia de manchas. Una opción es esta crema facial de día, la crema hidratante DayWear Creme de Estée Lauder, rica en estos dos antioxidantes. Contiene también SPF15, que protege contra la radiación solar. Está disponible por 24 euros.
En lo que se refiere a los hidroxiácidos se incluyen algunos como los AHAs (alfahidroxiácidos, como el glicólico, láctico, cítrico) o los BHAs (beta hidroxiácidos como el salicílico), entre otros, y ahora no paramos de hablar de ellos como potentes exfoliantes para la piel. Entre las propiedades de los primeros está eliminar las células muertas y fomentar la rápida renovación de la piel, por lo que son realmente útiles a partir de los 25. En cuanto a los segundos, estos limpian la piel desde dentro equilibrando la grasa y eliminando la suciedad, por lo que están indicados para las pieles grasas, con puntos negros y para aquellas con tendencia al acné pero también para limpiar en profundidad las pieles sensibles.
Por su parte, los retinoides, en concreto el retinol, derivado de la vitamina A, estimula la renovación celular y hace que las células nuevas no envejezcan tan rápido pues además estimula la producción de colágeno. Además sirve para combatir el acné, pues alisa la superficie de la piel, y la hiperpigmentación.
Además de todo esto, para dar un extra de hidratación y hacer que la crema facial y los tratamientos penetren mejor podemos aplicar también un sérum. Solo con hacerlo por la noche será suficiente. Y si se tienen muchas ojeras, bolsas o la piel de alrededor de los ojos demasiado fina, un contorno de ojos no estará de más aplicar un contorno de ojos para evitar las arrugas y la sequedad de esa zona y la congestión y que la cosa vaya a peor.
Al tratarse de una rutina básica y sencilla la que debemos hacer para tener la piel sana, llevarla a cabo será muy fácil. “En general se puede construir una rutina cosmética con muy pocos productos. Por ejemplo yo utilizo un buen limpiador mañana y noche que sea respetuoso con el ph de mi piel y que no sea excesivamente abrasivo. Por la mañana utilizo una ampolla que incluya antioxidantes y activos emolientes. Posteriormente un buen fotoprotector solar con color. Por las noches vuelvo a limpiar la piel y aplico un producto rico en hidroxiácidosy retinoides y que esté formulado en una base hidratante para no resecar la piel en exceso.” En este sentido:
Por la mañana: primero lavamos el rostro con el limpiador, como recomienda la especialista, que respete el ph para no dañar la piel, a continuación podemos aplicar, como en su caso la ampolla con principios activos y antioxidantes y después la crema hidratante con antioxidantes que utilizaremos a continuación. Podemos hasta prescindir de esa crema y utilizar una crema solar con color, es decir, un todo en uno que simplifique la rutina, pues la ampolla puede aportar la hidratación, principios y nutrientes que nuestra piel necesite. Sino, aplicaríamos la crema hidratante y después la crema solar o directamente una crema hidratante con protección y después ya el maquillaje que quisiéramos.
Un ejemplo de este tipo de cremas es esta de Isdin, Fusion Water Color, que es hidratante y contiene antioxidantes y activos 'antiaging' además de SPF50. Actúa también como base de maquillaje natural. Cuesta 24,99 euros.
Por la noche: Volvemos a lavar la piel para liberarla del maquillaje, contaminación y suciedades varias de todo el día, aplicamos, si lo deseamos, un sérum que potencie la crema de noche, que puede ser una crema antiarrugas o crema reafirmante, pero sobre todo tiene que ser hidratante. Como señala Molina, esta deberá ser la que contenga mayores activos e ingredientes reparadores para la piel pues esta realmente trabaja de noche. Una opción que se ciñe a las especificaciones de la también profesora es la Olay Regenerist Retinol24 de noche, con retinol. Cuesta 29,50 euros.
Tanto por la mañana como por la noche, antes de la crema hidratante, debemos aplicar el contorno de ojos.