Es casi imposible que en algún momento no sintamos algún dolor muscular, sobre todo en la espalda, que nos haga plantearnos buscar la ayuda de un profesional que acabe con él de manera eficaz. Cuando esto ocurre, es muy habitual no saber a quién acudir, ya que los términos fisioterapeuta, quiropráctico y osteópata pueden resultarnos algo confusos.
Y si acabamos preguntando a conocidos por sus experiencias o pidiendo recomendaciones es posible que escuchemos todo tipo de respuestas que no nos ayuden a aclararnos. Si añadimos que hay centros y clínicas que combinan diferentes tratamientos la cosa se complica aún más. Por eso queremos contarte en qué consiste cada una de estas disciplinas, porque no hay nada como estar bien informado cuando se trata de cuidar de nuestra salud.
Seguramente tu primer impulso a la hora de acudir a un profesional que trate dolores musculares o articulares sea buscar un fisioterapeuta. Y esto es algo completamente lógico y en lo que no fallarás nunca, siempre que des con un especialista cualificado y con experiencia. La razón principal es que en España solo los fisioterapeutas tienen una formación oficial y reconocida y han de cursar cuatro años de estudios para conseguir el grado, algo con lo que a día de hoy no cuentan ni los osteópatas ni los quiroprácticos.
Con esto no estamos queriendo decir que no haya excelentes profesionales en estas dos disciplinas, pero sí es una información que conviene saber.
Un fisioterapeuta va a centrar todo su esfuerzo en tratar tus músculos y huesos, no solo a través de los masajes, sino con tratamientos que impliquen movimiento, pruebas eléctricas, agua, calor o frío. Pero nunca va a entrar en otro tipo de aspectos relacionados con tu estado anímico o va a asociar tu dolor de espalda a otro tipo de dolencias físicas.
Tanto si tienes una lesión o un problema físico relacionado con el aparato locomotor, comenzará a trabajar en ello desde la primera sesión y, seguramente, puede hacerte una estimación de cuántas sesiones más necesitas para recuperarte completamente.
Es decir, aunque trabajan a través de la manipulación de músculos, huesos y articulaciones, no lo hacen para curar solo esas partes del cuerpo. La intención es, a través de ellas, tratar todo tipo de dolencias. A día de hoy la efectividad de la osteopatía es cuestionada para tratar dolencias de todo tipo y se la considera una pseudociencia.
Entre otras cosas, no contamos con estudios científicos fiables y rigurosos que confirmen los efectos de los tratamientos osteópatas, e incluso se habla de un efecto placebo. Además, como muchas veces se combina con fisioterapia, es más difícil discernir a qué disciplina adjudicar la mejora o curación. Con todo, la osteopatía se define a sí misma como una ciencia y arte capaz de diagnosticar y tratar las disfunciones de movilidad de los tejidos del cuerpo humano, ya que estas provocan trastornos y perturban el estado de salud del organismo.
Su creador fue el médico estadounidense Andrew Taylor Still, que creía en el poder de autocuración del cuerpo, al que entendía como una máquina en la que todas la partes estaban unidas a través de un tejido conectivo. Para él, manipulando adecuadamente las articulaciones se puede ajustar este tejido para que el problema desaparezca.
Resumiendo, para la osteopatía el cuerpo es una unidad que posee sus propios mecanismos de autorregulación y tiene la capacidad de repararse y defenderse. La enfermedad aparece cuando el cuerpo pierde esta capacidad de defensa y autorregulación, que puede recuperarse a través del tratamiento osteopático.
También es considerada una pseudociencia, y se caracteriza por estar centrada en el tratamiento de las dolencias de los músculos y los huesos a través del sistema nervioso, ya que si se corrige la salud se mejora o restaura. La quiropráctica defiende que si el sistema nervioso funciona correctamente, el cuerpo tiende a manifestar un estado óptimo de salud, y a recuperarse y regenerarse. Y para que el sistema nervioso funcione de manera correcta, la columna vertebral ha de estar sana.
Tampoco cuenta con estudios que demuestren su eficacia, pero resulta más arriesgada, ya que la manipulación de la columna vertebral es muy delicada y cualquier fallo puede causar lesiones de gravedad, como accidentes cerebrovasculares. De menor gravedad, pero molestos, pueden darse mareos, náuseas o problemas de visión.
A diferencia de los osteópatas, los quiroprácticos se centran, en su mayoría, en tratar los dolores de la espalda y la zona lumbar, aunque también los hay que pretenden tratar otro tipo de enfermedades, como el asma, y pautar recomendaciones para un estilo de vida saludable.
El estadounidense David Palmer es el fundador de la quiropráctica en 1985 y en 1988 fundó la Federación Mundial de Quiropráctica, que a día de hoy está regulada por ley en más de 50 países.