Las brochas de maquillaje son nuestras aliadas para conseguir un acabado make up perfecto. Las hay para todo, y parece que no hay producto que no podamos aplicar con ellas. Saber para qué sirve cada una y cuál elegir suele ser siempre lo más complicado, y la principal razón para que nos las incluyamos en nuestra rutina de maquillaje. Por eso es el momento de descubrir qué brocha tenemos que usar y para qué, y sacarle así el máximo partido a nuestros productos de maquillaje.
A la hora de aplicar una base de maquillaje líquido o en crema la brocha nos ayuda a repartir el producto de manera uniforme, sin dejar marcas, y a no desaprovechar ni una gota. La brocha conocida como “lengua de gato” es ligeramente plana y redondeada. Es la más clásica y permite conseguir la máxima cobertura. Hay otros tipos de brocha para maquillaje, como la brocha mofeta, que deja un acabado más ligero y es perfecta si te gusta que el resultado sea muy natural.
Brocha de contouring
Si te gustan los maquillajes elaborados y te manejas con el contouring, necesitas una brocha corta de acabado asimétrico que te permita esculpir el rostro. Las brochas de contouring están diseñadas para cubrir con precisión todos los ángulos del rostro. Permiten difuminar y marcar, y son fundamentales para las que buscan un antes y un después con el maquillaje. Utilízala con movimientos circulares por la barbilla, pómulos, frente y nariz.
El corrector es uno de los productos imprescindibles para lograr un buen maquillaje, así que quede perfecto es fundamental y, por supuesto, una brocha específica será la clave para conseguirlo. Las brochas para aplicar el corrector son pequeñas y redondeadas, de manera que puedan alcanzar fácilmente la zona que hay debajo del ojo y, al mismo tiempo, servir para corregir imperfecciones en cualquier parte del rostro.
Para que el colorete cumpla su función de realzar los contornos y definir los pómulos no sirve cualquier brocha. Las de colorete han de ser redondeadas y tupidas, y se utilizan de arriba abajo desde la parte superior del pómulo. Para evitar el exceso de producto, lo ideal es dar unos toques con la brocha en el dorso de la mano para retirarlos.
Aunque sientas la tentación de utilizar la misma brocha del colorete para aplicar los polvos bronceadores, no es la mejor idea. La brocha que necesitas para estos últimos ha de ser gruesa y tupida, para que la aplicación sea uniforme y ligera por todo el rostro.
Los polvos iluminadores pueden darle el acabado perfecto a tu maquillaje, pero es necesario que su aplicación sea ultra ligera y que ayude a difuminar el producto. Por eso necesitas una brocha con forma de abanico, o una pequeña y bien capeada.
Parece que por fin hemos descubierto el poder que tienen unas cejas pobladas y definidas para enmarcar el rostro. El maquillaje es una forma excelente conseguirlo, al igual que tratamientos como el microblading. Si utilizas un producto para maquillar las cejas podrás lograr un resultado muy natural. Son de pelo corto y biseladas, para ayudar a aplicar el maquillaje y difuminarlo correctamente.