Rubia, morena o cobriza: elige el color de pelo que más te favorece según el tono de tu piel
Experimentar con diferentes tonalidades de cabello es una de las formas más eficaces de renovar nuestro look.
A la hora de elegir un color, más allá de las tendencias, tenemos que fijarnos en que nos favorezca.
Para conseguirlo debemos prestar atención, sobre todo, a nuestro tono de piel.
Es muy común experimentar en algún momento de la vida (o en varios) con diferentes colores de pelo, en unas ocasiones afines a nuestro tono natural y en otras buscando un cambio que resulte evidente. Los impulsos pueden ser de diferente tipo: porque siempre hemos soñado con ser rubias si somos morenas, por cambios vitales o por seguir la moda del momento. Cualquier motivo es bueno y nos encanta la idea de arriesgar, pero no podemos olvidar que por encima de todo buscamos que el color de pelo que llevemos nos siente bien. Y para elegir el color de pelo que más nos favorece hay que tener en cuenta nuestro tono de piel.
Si para elegir un tipo de corte hay que prestar a tención a nuestras facciones y tipo de pelo, para elegir el tono el color de piel (incluso el de ojos) es fundamental. Si piensas que eso es limitante, no te creas. Y tampoco tienes que permanecer fiel, ni mucho menos, a tu color de pelo natural. Pero es posible que el pelirrojo no te quede tan bien como te gustaría o que no te atrevas con un rubio miel, que es lo que tu piel está pidiendo a gritos.
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Con el paso de los años una se va conociendo y mete menos la pata en las decisiones estéticas. Además, ya se sabe que hay que dejarse asesorar por los buenos profesionales antes de someterse a un cambio de look radical (que ojo, puede ser un gran acierto). E incluso nos atrevemos a jugar con diferentes aplicaciones que nos ofrecen una idea de cómo nos quedaría un color u otro.
A todo esto podemos sumar el principio base que será la ayuda definitiva y que no es otro que atender a nuestro color de piel. Por eso hemos elaborado una guía que te ayude a saber en qué rango de tonalidades puedes moverte con total seguridad a la hora de elegir tu nuevo color de pelo.
Piel muy clara, de tonalidad fría
A este tipo de piel le sienta de maravilla el rubio en su versión más cálida, como el rubio miel, dorado o con reflejos cobrizos. De hecho, las que la tienen son las grandes afortunadas que pueden lucir tonos cobrizos con un resultado de lo más natural y que, además, rejuvenece. La clave para conseguirlo es incorporar a la coloración unos reflejos más claros que aporten luminosidad. Y fuera de ese toque natural, también pueden permitirse los tonos más rojizo, que contrastan de maravilla con la piel sin que quede con aspecto cetrino.
Piel rosada
De nuevo el rubio se convierte en el color más adecuado pero, al contrario que ocurre con las pieles blancas tipo porcelana, a las rosadas les sientan muy bien los rubios fríos, como el platino, el arena o el ceniza. Son las que pueden permitirse aquello de “quiero estar más rubia” porque su piel las acompaña. En cualquier caso, aunque el rubio es ideal para este tipo de piel, también pueden permitirse tonos oscuros, como el chocolate, tanto para un cambio de look, como para llevarlo como su color de base.
Piel morena, con un toque oliva
La idea es armonizar el tono de piel con el de pelo, y las mujeres de piel morena suelen tener el cabello castaño oscuro o moreno. Lo ideal es darle luz al cabello, partiendo de su base y aclarándolo con tonos más cálidos. Pero sin entrar nunca en los rubios porque contrastaría demasiado con el color de piel y se perdería la naturalidad. En cambio, unos reflejos avellana o caramelo pueden resultar perfectos. Y si se quiere, aclarar algo más los mechones que caen sobre el rostro para dar un punto de luz.
Pieles muy oscuras
El consejo es, directamente, prescindir del rubio y optar por potenciar al máximo el brillo y la intensidad del cabello oscuro. Esto no significa, ni mucho menos, que no se pueda conseguir trabajar el cabello para iluminarlo. Un buen profesional sabrá jugar con tonos como el avellana, el miel o el ámbar para aportar calidez y crear un juego de tonalidades que revitalice tu melena. Y si buscas un cambio de look, los reflejos caoba pueden ser una excelente opción que te sentarán de maravilla.
¿Y qué hago en verano?
Es posible que, aunque tu piel sea blanca, en verano consiga un tono bronceado que haga que te apetezca variar el tono. Por lo general, casi todos los cabellos se aclaran en verano y consiguen un efecto muy favorecedor, pero si lo que quieres es resaltar el bronceado, lo que realmente necesitas darle a tu cabello es un tono cálido. Si eres rubia o castaña prueba con reflejos miel o dorados, y si tu pelo es moreno, el ámbar o el avellana le darán la luz que necesitan.