El ayuno intuitivo es el último tipo de dieta que Gwyneth Paltrow intenta poner de moda. Y, como casi todo lo que propone la actriz en lo que a cuidado personal se refiere no está exento de polémica. El método ha sido creado por Will Cole, el asesor personal de la actriz, y se plantea como una alternativa al ayuno intermitente, con un enfoque más flexible.
Parece ya algo habitual que sean las famosas las que pongan este tipo de dietas de moda, aunque no siempre estén apoyadas por la opinión de expertos en nutrición. El ayuno intermitente, por ejemplo, nos llegó de la mano de Elsa Pataky y Scarlett Johansson entre otras, encantadas con los beneficios que les aportaban.
Este tipo de ayuno, en sus diferentes versiones, cuenta con el respaldo de los profesionales, aunque recomiendan siempre consultar con el médico para que sepamos si es el más conveniente para nuestro organismo.
En cambio, el ayuno intuitivo que propone Gwyneth Paltrow parece no convencer a todos de la misma manera. La actriz cambió a este tipo de alimentación, según explica ella misma, para recuperarse de las secuelas del Covid. Te contamos en qué consiste.
Este sería el principio sobre el que se asienta el ayuno intuitivo, comer solo cuando tenemos hambre, sin atender a ningún tipo de horario establecido. Paltrow recomienda este método junto al libro de Cole, Intuitive Fasting, en el que se presenta un plan de cuatro semanas siguiendo un ayuno flexible, que combina protocolos del ayuno intermitente con el ayuno intuitivo. Se evitan las restricciones de cierto tipo de alimentos, contar calorías o atenerse a horarios fijos.
La intención de esta dieta es corregir los malos hábitos alimenticios y evitar los antojos, la inflamación o el mal humor. Para ello parte de que alguien que se inicia en el ayuno intermitente lo hace desde uno malos hábitos y muy posiblemente con dependencia a la glucosa.
Por eso el primer paso es realizar un ayuno progresivo, desde las 12 horas diarias hasta las 20-22 dos días por semana. Además, propone que lo alimentos que se consuman sean altos en grasas, al tiempo que se reducen los carbohidratos, con la intención llevar al cuerpo a la cetosis y quemar grasas. Las verduras de hoja verde, los frutos secos y las semillas también tienen una gran presencia en la dieta.
Una vez que el cuerpo se ha liberado de sus hábitos anteriores, es capaz de comenzar a comer de manera intuitiva, haciéndolo solo cuando sea necesario.
Solo en condiciones óptimas de salud el cuerpo puede regular la cantidad de alimento que necesita y cuándo cree conveniente comer. Poner nuestra alimentación en manos de la libre apetencia, sin ningún tipo de control puede ocasionarnos todo tipo de problemas de salud, sobre todo en personas que padezcan de tiroides o diabetes.
“Escuchar al cuerpo” puede llevarnos a comportamientos extremos con la comida y a diferentes desajustes. Podemos comer más de la cuenta por estrés o hambre emocional y luego dejar de comer demasiado tiempo para compensar, desajustando, entre otras cosas, los niveles de glucosa.
Si bien el planteamiento inicial no convence a los expertos, la idea de ser capaces de respetar nuestras apetencias dentro de unos horarios no parece tan descabellada. Si alguien cena tarde y no tiene ganas de desayunar al día siguiente es porque su cuerpo le está pidiendo respetar el ayuno de las 12 horas. Del mismo modo que si, tras una comida copiosa, no tenemos hambre a la hora de la cena, lo ideal es respetar al cuerpo y no forzarle a comer porque supuestamente tenga que hacerlo.
Pero todo esto se plantea mientras se respeten los ritmos adecuados de alimentación, y se predomine comer por el día y ayunar por la noche.