Para presumir de piel bonita, uniforme y luminosa, es imprescindible incluir en nuestro ritual de belleza la exfoliación semanal. Los exfoliantes para uso casero más habituales son los geles granulados que nos ayudan a eliminar las células muertas y a dejar la piel limpia y suave, con mejor aspecto y más preparada para que actúen en profundidad los productos de tratamiento que utilicemos. Pero el mundo de la exfoliación es más complejo de lo que parece, y es muy posible que a estas alturas ya hayas oído hablar del peeling enzimático y el peeling químico y quieras conocer las diferencias entre ambos.
Vamos a hablarte de estos dos tratamientos para que te sea más sencillo decidir con cuál de ellos te gustaría completar tu rutina de belleza y presumir de piel bonita y cuidada.
Se trata de una exfoliación suave, apta para pieles sensibles y delicadas, que realiza una renovación natural de la piel. Su aplicación es diferente a la limpieza con geles granulados y al tratamiento que se realiza con un peeling químico.
Se realiza con productos que contienen componentes naturales extraídos, sobre todo, de la papaya, aunque también de la piña, la granada o la calabaza. Son frutas que cuentan entre sus principios activos con polifenoles, unas sustancias antioxidantes que ayudan a eliminar las células muertas de la piel porque son capaces de deshacerlas mediante una acción enzimática. Los polifenoles, además, ayudan a desintoxicar el organismo y evitar la creación de radicales libres.
Es cierto que no es un peeling de acción profunda, pero nos encanta que consigan limpiar la piel sin químicos ni otro tipo de estímulos que puedan causar irritación.
Puedes usar un peeling enzimático en casa o acudir a un centro de belleza. No actúa como los peeling granulados, ni como los que se realizan con aparatología, ni como los químicos. Se aplican sobre la piel, como si fueran un gel o una mascarilla, y se dejan actuar durante un tiempo determinado que va a depender de cada producto concreto. Después se retira con suavidad, con una toalla humedecida en agua tibia.
Puesto que la exfoliación que realiza el peeling enzimático no es agresiva, se considera el más adecuado para aplicar sobre pieles sensibles. Esto incluye pieles con acné, que pueden haber sufrido brotes con lesiones en la piel, y también aquellas que con rosácea. Los resultados nunca van a ser visibles con misma rapidez que con un peeling químico, que actúa a un nivel profundo de la piel, no solo superficial, pero se pueden realizar cómodamente en casa y no asegurarnos de que la piel no sufre la más mínima irritación.
El peeling químico es un tratamiento muy efectivo para devolver a la piel su luminosidad, al tiempo que se eliminan manchas y arrugas. Se realiza utilizando diferentes sustancias químicas que penetran de manera profunda en la piel, consiguiendo una renovación de las capas superficiales.
Sus virtudes son muchas, sobre todo a partir de los 40 años, ya que supone un auténtico tratamiento anti aging: estimula la producción de colágeno, mejorando la textura de la piel, elimina todo tipo de manchas en la piel y otros signos del envejecimiento, como las arrugas. También sirve para tratar cicatrices, como las que ha podido dejar el acné, y para cerrar y afinar los poros.
Dependiendo de los resultados que queramos conseguir se aplican unas sustancias químicas u otras, y el peeling puede ser superficial, medio o profundo.
Aunque hay peelings químicos que puedes aplicar en casa, lo más ideal, seguro y efectivo es realizar el tratamiento en un centro especializado. Allí, tras una limpieza profunda de la piel, se aplica una sustancia química, como el ácido glicólico o el ácido salicílico, para estimular la renovación celular. Cuando el químico ha actuado lo suficiente, se neutraliza. Es normal sentir picor mientras se realiza el peeling, pero este picor desaparece al neutralizar el químico.
Dependiendo de la profundidad del peeling se puede notar tirantez y enrojecimiento en la piel. En ocasiones, en los peelings profundos, se puede producir una ligera inflamación o una descamación de la piel. Algunos de estos síntomas desaparecen en horas, aunque otros necesitan días.
En cualquier caso se trata de tratamientos seguros con resultados visibles, que siempre serán mejores si partimos de una piel en un buen estado a nivel general.
La época ideal para realizarse un peeling químico durante los meses de otoño e invierno para reducir al máximo la exposición solar después del tratamiento, aunque se recomienda evitarla también en las semanas previas. Piensa que, además, puede que necesites varias sesiones, así que lo mejor es hacerlo en esa época del año.
Tras el peeling, hay quienes aconsejan no usar maquillaje en las 24 horas siguientes. Eso sí, usar un protector solar en imprescindible.