En nuestra rutina beauty, una vez cumplidos los 35 años, utilizar un sérum antiedad no es una opción, sino un paso necesario para cuidar nuestra piel como se merece, retrasando al máximo la evidencia del paso del tiempo en nuestra piel y la aparición de los signos de la edad.
Seguramente ya tienes más que asimilados los gestos cotidianos de limpieza e hidratación facial, así que añadir uno más no resulta tan complicado. Además, por lo general, los sérums tienen una textura muy apetecible que hace que no nos den ganas de saltarnos su aplicación. Por no hablar de que si lo aplicas correctamente, los resultados son visibles, y eso siempre suma puntos.
Están repletos de ingredientes beneficiosos para tu piel, de alta calidad y que funcionan desde la primera aplicación, aunque, evidentemente, será su uso prolongado en el tiempo lo que nos permita apreciar todos sus beneficios.
Como te decíamos, aplicar el sérum correctamente es fundamental para que cumpla con su cometido. Y para que no tengas ninguna duda al respecto, aquí tienes los pasos que tienes que seguir para sacarle el máximo partido a este producto antiedad indispensable, junto a una selección de nuestros favoritos.
De nada sirve aplicar un producto de tratamiento, sea un sérum o cualquier otro, si no lo hacemos sobre la piel limpia. Incluso por la mañana, utilizar un poco de agua micelar para eliminar cualquier resto de suciedad. De esta manera el sérum penetrará mejor en las dermis y podrá realizar todo su cometido actuando desde dentro. Si vas a aplicarte un exfoliante, procura hacerlo justo antes del sérum, para aprovechar al máximo la limpieza de la piel.
Pero solo ligeramente. Pasar un algodón con un poco de tónico o agua micelar por el rostro te permite rematar la limpieza y facilita la aplicación del sérum. Realiza movimientos suave y circulares y procura no saltarte este paso. La razón es que la humedad aumenta la permeabilidad de la piel y aceptará los nutrientes del sérum mejor que si estuviera seca. Aplica este producto (el tónico o el agua micelar) por todo el rostro y no olvides la zona del cuello. Si lo prefieres, puedes utilizar una toalla ligeramente humedecida en agua.
Ha llegado el momento de aplicar el sérum y hay dos formas básicas de hacerlo, aunque es muy probable que en el producto que hayas elegido vengan sugerencias específicas de aplicación.
En primer lugar hay que prestar atención a la cantidad que utilizamos. Lo habitual es que el formato sea de gotero, y con 2-4 gotas suele ser suficiente. De hecho, hay que evitar excederse en la cantidad de producto, porque no va a traernos beneficios extra. La idea es que cubra ligeramente la piel para que se absorba correctamente y no cause irritación.
La forma más común de aplicar el sérum es con la punta de los dedos y distribuyéndolo por todo el rostro con suaves golpecitos. También puedes frotarlo en las palmas de las manos para que se caliente, y a continuación extenderlo suavemente sobre el rostro con movimientos ascendentes. No olvides la zona del cuello y no realices movimientos fuertes estirando en exceso la piel del rostro.
Antes de utilizar el contorno de ojos o tu hidratante o nutritiva habitual, espera 5 minutos para que la piel absorba el sérum por completo. Los productos de alta calidad se absorben con rapidez y es posible que tengas que esperar menos tiempo.
Si pasados esos minutos el producto sigue ahí o quedan residuos aceitosos, es muy posible que tengas que cambiar de sérum para dar con uno que se adapte mejor a tu tipo de piel.
Es muy posible que el sérum te deje una sensación de hidratación que te haga pensar que ya no es necesario aplicar una crema hidratante. Pero lo cierto es que el sérum no sustituye a tu crema, sino que la complementa. Además, utilizarla es un paso imprescindible para que se fijen todos los nutrientes del sérum. Así que no la olvides nunca, aunque pienses que tu piel ya no la necesita.
Puedes encontrar diferentes tipos de sérum en el mercado, adecuados a tu edad y a tu tipo de piel. Los precios también son variables, aunque no suele tratarse, por lo general, de un producto muy económico. Eso sí, duran mucho tiempo y los resultados merecen la pena.
Advanced Génifique Sensitive Doble Concentrado de Lancôme es un activador de juventud con efecto calmante. Contiene antioxidantes 98% puros, como el Ácido Ferúlico o la Vitamina E y su base es muy rica en probióticos. Precio: 86,50 euros.
Powerful Strenght Line-Reducing Concentrate de Khiels es un sérum de Vitamina C que se ha convertido en un súper ventas de la marca. Al aplicarlo a diario la piel se vuelve más luminosa y confortable, manteniendo los niveles de hidratación. Se reduce el tamaño del poro y realiza una suave exfoliación enzimática que atenúa las líneas de expresión. Aunque es apto para todo tipo de pieles, funciona mejor en las normales y secas, más que en las grasas. Precio: 85 euros.
Advanced Night Repair Synchronized Multi-Recovery Complex de Estée Lauder es ya un producto icónico que no puede faltar en ningún listado de sérums antiedad. Si lo has probado, sabrás de que hablamos. Aplicado por la noche, la piel despierta renovada cada mañana, más firme y saludable. Aumenta la producción natural de colágenos, potencia la creación de células sanas y suaviza las líneas de expresión. Su alto contenido en ácido hialurónico ayuda a mantener la piel hidratada hasta 72 horas. Precio: 120 euros.