De todas las vitaminas que nuestro cuerpo necesita, la vitamina D es sin duda la más particular. La necesitamos al igual que al resto de sus compañeras, pero para conseguirla no basta con seguir una alimentación variada y completa. La asimilación de vitamina D por parte del organismo se consigue exponiendo la piel al sol, algo que resulta complicado en los meses de invierno, aunque solo hagan falta 10-15 al día.
Mientras que en otras épocas del año lo difícil es evitar los rayos del sol, sobre todo en verano, cuando llega el invierno parece un milagro disfrutar de su calor durante unos minutos. Eso nos pone en riesgo de sufrir un déficit de vitamina D, con las consecuencias que puede tener para nuestra salud.
Lo que hace que la vitamina D sea imprescindible para nuestro organismo es que es la única capaz de estimular la absorción de calcio y fósforo por parte del intestino y los riñones. Por eso es especialmente importante durante la infancia y adolescencia, ya que es imprescindible para garantizar el correcto desarrollo de los huesos.
Cuando somos adultos seguimos necesitando que nuestro cuerpo asimile el calcio para evitar la desmineralización ósea, así que la vitamina D sigue siendo imprescindible a la hora de esquivar la osteoporosis y evitar fracturas en los huesos. Además, la vitamina D nos protege de algunos tipos de cáncer como el de mama, piel, colon o próstata.
La vitamina D interviene en la maduración de las células inmunológicas, por lo que ayuda al buen funcionamiento del sistema inmunitario y, por lo tanto, a protegernos de las infecciones. Para las mujeres, es de gran importancia en lo referente a la fertilidad, porque está relacionada con la producción de óvulos y la correcta implantación del embrión en el útero.
Debemos tener presente cubrir las necesidades de vitamina D en nuestro organismo durante todo el año, pero en invierno debemos prestar más atención a la manera de adquirirla. Nuestro país es uno de esos privilegiados en los que el sol luce con fuerza durante prácticamente todo el año. Pero cuando llega el invierno, además de tener menos horas de luz solar, nuestros hábitos se modifican para pasar más tiempo en casa.
Por suerte, aunque es cierto que el invierno trae consigo días nublados y menos luz, las radiaciones que nos llegan siguen siendo efectivas, así que las nubes no deben desanimarnos a la hora de salir a la calle.
Si no conseguimos recibir cada día nuestros 10-15 de sol necesarios no hay que preocuparse. Podemos estar varios días a la sombra sin que haya consecuencias, pero en ese caso debemos tener en cuenta otras opciones para recibir la vitamina D que necesitamos.
A pesar de todos nuestros esfuerzos, es posible que nuestro cuerpo no esté recibiendo las dosis de vitamina D que necesita. Podemos comprobar cuáles son nuestros niveles de esta vitamina en el organismo mediante la correspondiente analítica tras consultar con el médico si creemos que existe una carencia.
Y es que en ocasiones no es solo la falta de exposición al sol la causa de la falta de vitamina D. Las personas con piel oscura pueden producir menos vitamina D a causa de sus niveles de melanina. La obesidad y el exceso de masa muscular son otro de los factores que afectan a la producción de esta vitamina, del mismo modo que una alimentación pobre en alimentos que la contengan.
Como hemos dicho, es imprescindible para producir vitamina D. Solo necesitas entre 10 y 15 minutos al día, pero a veces nos cuesta conseguirlos. Si trabajas fuera de casa, aprovecha algún descanso para salir a la calle y recibir los rayos del sol. Le sentará bien a tu organismo y a tu estado anímico.
Estamos hablando de una exposición al sol sin protección, por lo que si vas a estar mucho tiempo bajo sus rayos, es fundamental que te protejas para evitar otro tipo de problemas y enfermedades, como daños oculares o cáncer de piel.
La alimentación también juega un papel importante en la producción de vitamina D por parte del organismo, y es conveniente conocer cuáles son los alimentos que nos ayudan a conseguirla. Te contamos cuáles son para que los incluyas en tu alimentación:
Si el médico considera que tus niveles de vitamina D están más bajos de lo que deberían, es muy posible que te recomiende un suplemento de farmacia. Algunas personas con problemas para sintetizar la vitamina D, como los que hemos dicho antes, es posible que tengan que recurrir a este tipo de suplementos durante los meses de invierno.
La tecnología se ha convertido en una gran aliada para controlar diferentes aspectos de nuestra vida relacionados con la salud. Es el caso de la app SunQuiet, disponible para iOS y Android. Con ella puedes analizar tu fototipo de piel para controlar cuánto tiempo debes estar expuesta al sol para que no te perjudique y puedas sacar el máximo rendimiento de vitamina D.