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Fue el 18 de marzo de 1995 cuando Elena de Borbón se dio el 'sí, quiero' con Jaime de Marichalar. Así, se hacía efectiva la unión entre la hija mayor de los reyes de España y el miembro de una de las familias más acaudaladas de nuestro país.
Como no podía ser de otra manera, en un enlace de estas características, la boda tuvo lugar en un lugar imponente a la altura de sus títulos: la Catedral de Sevilla. El anuncio del compromiso se había celebrado unos meses antes a través de un comunicado de la casa real. A la boda acudieron una infinidad de representantes políticos y distintos miembros de la clase alta española. También, estuvo presente el presidente del gobierno en aquel momento, Felipe González.
Fue a las doce y media de ese día fresco de marzo cuando la infanta Elena llegó, del brazo de su padre, al lugar sagrado. Los testigos del enlace fueron el príncipe de Asturias, la infanta Cristina, la princesa Alexia de Grecia, Juan Gómez-Acebo, Alfonso Zurita, Marisa Caprile, Leticia Espinosa de los Monteros, Rita Allendesalazar, Alfredo Fernández Duran y Carlos García Revenga.
Una vez que acabó la ceremonia, los novios se dirigieron hasta la Parroquia del Salvador, donde la infanta Elena depositó el ramo de flores sobre la tumba de sus bisabuelos, el infante Carlos de Borbón y la princesa Luisa de Orleans. Tras esto, se trasladaron hasta los Reales Alcázares en una calesa de mediados del siglo XVIII.
El banquete nupcial se celebró en el Palacio Mudéjar, alrededor del Patio de las Doncellas. El menú estaba realizado por el sevillano Rafael Juliá y estaba presente lubina del Cantábrico con trufas y almendra, una perdiz roja y una tarta nupcial decoradas con flores de lis en chocolate.
El vestido de la duquesa de Lugo fue diseñado por el sevillano Petro Valverde. Este estaba compuesto por una pieza clásica, de corte de princesa, con escote cuadrados y manga francesa. Además, estaba confeccionado en seda natural en color marfil y unos bordados vélales en las mangas, el pecho y la cintura. La cola era desmontable y el velo era de gasa y de cuatro metros.
Estaba sujeto por una tiara Marchar, que había sido un regalo de su esposo. Tal y como comentó Pietro, diseñar ese vestido había sido “el sueño de su vida”. De su matrimonio nacieron dos niños: Felipe Juan Froilán y Victoria Federica. Eso sí, el matrimonio entre ambos no duró mucho tiempo y en 2010 decidieron separarse.