Roberto Leal se ha convertido en los últimos años en uno de los presentadores más queridos de la pequeña pantalla. Su tirón mediático es tal, que su vida privada copa cientos de titulares en la crónica social, especialmente por la preciosa relación y familia que ha creado junto a la también periodista Sara Rubio, con quien se daba el ‘sí, quiero’ hace exactamente siete años, tras tres de novios.
“Que estás tan bonita, hija de mi alma, que hasta te he cogido celos la Giralda. Que hasta Gaudí se moriría de la envidia y te cambiaba por su Sagrada Familia. Todos, hoy están todos… Los que nos quieren, los amigos, la familia y seguro que hoy nos gritan desde el cielo: ¡qué bonitos van mis nietos, un beso de los abuelos”, compartía el andaluz “un pasodoble” que escribió para este día tan especial y “que sigue marcando a compás el paso de los años” del matrimonio.
“Tendríamos que casarnos otra vez”, está dispuesta a repetir Sara, que también ha querido dedicar unas bonitas palabras a su marido por su séptimo aniversario. “Han pasado siete años del mejor SÍ de mi vida. Aunque tengo que decir que con el tiempo vamos a mejor, Roberto. Somos los Benjamin Button del amor”, bromeaba con lo bien que le sienta el paso del tiempo a su relación.
Lo cierto es que está siendo un año inolvidable para Rubio y Leal. El pasado mes de febrero, tres años y medio después de traer al mundo a Lola, su primera hija, Rubio daba a luz a Leo, que actualmente tiene seis meses. Su primogénita, de cuatro años, había reclamado un hermanito desde que empezó a hablar, por lo que se ha llevado bien con él desde el principio, “no ha tenido celos”.
Eso sí, lo que el presentador tiene claro respecto a la paternidad es que uno más uno no son dos, y ahora tener la parejita ha supuesto que “la logística se multiplique por cinco”. “Parece que tienes un ejército de niños. Es un lío bonito en el que nos hemos metido”, reconocía en una entrevista para Europa Press, donde mostraba su intención de quedarse como está y no ampliar más el clan. “Tenemos la familia: un niño, una niña y el chihuahua. Ya está”, respondía con su característica sonrisa: “Simplemente para viajar siendo cinco es movidito [...] No me lo planteo, no pasa por mi cabeza ahora".