La reina Isabel II falleció en su residencia de Balmoral el pasado 8 de septiembre. A partir de ese momento, se llevó a cabo un complicado y largo protocolo que ha pasado por recorrer los distintos puntos de la geografía inglesa y escocesa hasta descansar, por fin, junto a sus padres y su inseparable marido, el duque de Edimburgo. Eso sí, en todos estos actos públicos, a todos nos ha llamado la atención una persona: la princesa Ana. La hija de la reina Isabel y Felipe de Edimburgo se ha mantenido siempre al lado de su madre hasta sus últimos días.
Ana nació el 15 de agosto de 1950 en Londres en Clarence House, convirtiéndose en la segunda hija de Isabel II y su esposo, Felipe. Actualmente, ocupa el decimosexto puesto en la línea de sucesión al trono británico y es princesa real desde 1987. Recibió su educación primero en el palacio de Buckingham y, luego en un internado en Kent. Además, al igual que su madre, es una apasionada del mundo ecuestre y fue presidenta de la Federación Ecuestre Internacional entre 1986 y 1994.
Respecto a su vida personal, Ana siempre se ha mostrado una mujer muy estricta y centrada en su labor profesional. La princesa Ana contrajo matrimonio el 14 de noviembre de 1973, en la Abadía de Westminster, con el capitán Mark Anthony Philips. El enlace fue televisado a todo el mundo ya que era un momento muy especial: Ana se convertía en la primera de los cuatro hijos de Isabel II en pasar por el altar.
Ana y Phillips se habían conocido en un evento de equitación en la Ciudad de México y en 1973 anunciaron que se habían comprometido. Así, el enlace se convirtió en uno de los más multitudinarios que ha conocido Londres; miles de personas salieron a la calle, fue seguido por más de 500 millones de televidentes y, además, el día fue declarado como fiesta nacional.
Para ese momento tan especial, la princesa lució un traje de lo más original. En el mismo destacaba su cuello, halter, y su largo velo. Además, las mangas tenían una especie de caída y eran abullonadas. Para el ramo se decantó por uno muy tradicional dentro de la casa real inglesa, en tonos blancos y en cascada. Por su parte, Phillips lució su traje de gala como capitán.
Ante los ojos de todos, el matrimonio iba por muy buen cauce. Así, tuvieron dos hijos; Peter nació en 1977 y Zara vino al mundo en 1981. Pero en 1985, Phillips se convirtió en padre de Felicity, tras una relación extramatrimonial con una profesora de arte. A pesar de que la paternidad se confirmó en 1991, ambos decidieron disolver su matrimonio en 1989. Eso sí, no firmaron su divorcio hasta el 23 de abril de 1992.
Ocho meses después, la princesa contrajo matrimonio con el vicealmirante sir Timothy Laurence, quien era comandante de la Marina y había conocido a Ana mientras prestaba servicio en la Royal Yacht Britannia. Es más, muchos medios de comunicación apuntan a que su relación comenzó cuando ella todavía no se había separado de su ex marido.
Lo cierto es que tanto Ana como Timothy quisieron oficializar pronto su relación, pero se encontraron con un gran obstáculo: la Iglesia de Inglaterra. Por aquel entonces, la entidad no dejaba que las personas divorciadas se volvieran a casar mientras su excónyuge estuviera vivo. Por eso, Ana y Timohty eligieron Escocia para celebrar su matrimonio.
Eso sí, en esta ocasión el enlace fue muy diferente. La boda fue pequeña e íntima, a la que solamente acudieron unos 30 invitados en una localidad cerca de Balmoral. Así, Ana, que había sido la primera de sus hermanos en casarse, también se convirtió en la primera divorciada real en rehacer su vida.