Tamara Falcó es muy consciente de que su vestido de novia será mirado con lupa. Su elección estilística para el que será uno de los días más importantes de su vida (y de la historia del papel couché) es lo suficientemente importante como para estar segura de la decisión final. Esa que, a pesar de las presiones, ha tomado sola, siguiendo su instinto y sin escuchar los consejos de los suyos, que no parecen estar del todo de acuerdo con ella.
Así lo ha manifestado en su última intervención en 'El Hormiguero', a donde ha regresado después de una intensa escapada a Bilbao. Allí, en la capital vizcaína, se encuentran los talleres de Sophie et Voilà, firma a la que ha confiado el diseño de su vestido. Tal y como nos hizo ver a través de su Instagram, junto a ella estuvieron tanto Íñigo Onieva como su suegra, Carolina Molas, que aunque no pueden saber cómo será su estilismo (lo dice la tradición) sí han estado con ella en este viaje en el que también aprovecharon para celebrar el 54º cumpleaños de la madre del empresario.
Tras una larga reunión creativa con las diseñadoras y después de valorar muchas composiciones y tejidos diferentes, la marquesa de Griñón finalmente se ha decantado por una opción que en su día pensó para Ana Boyer. "Vi ese vestido, que no es el mismo pero sí inspiración, y le dije a mi hermana: 'Ana, te tienes que casar con él'. Ella me dijo que no se casaba con eso. Luego, pensando ideas, lo volví a ver. ¡Lo había olvidado!", le ha contado a Pablo Motos.
Desde entonces, aunque el equipo de Sophie et Voilà le ha hecho distintas propuestas, Tamara Falcó parece tener claro lo que quiere llevar puesto el próximo 8 de julio. "La moda es una forma de expresión y para mi hermana ese vestido no era su vestido, es mi vestido. Es diferente al que vi y lo han mejorado. Todo el que lo ha visto dice: 'Han conseguido hacer un vestido que eres tú", ha explicado.
"No es un vestido que todo el mundo vaya a entender, pero es un vestido que a mí me encanta", ha manifestado, llegando a decir que "quien no lo entienda es porque es un ignorante". Entre esos primeros detractores (a los que posiblemente seguirán miles de anónimos ansiosos por dar su opinión sobre el vestido cuando llegue el momento) se encuentran Isabel Preysler y uno de sus hermanos, con los que parece haber tenido arduas conversaciones al respecto: "No lo han entendido".
Una apuesta por la originalidad que ya le sucedió con su anillo de compromiso, también criticado por no ser todo lo clásico que se espera para alguien como ella. "No es lo más normal del mundo y me tuve que pelear bastante", ha recordado en su programa.
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