El ritual de la boda es muy antiguo que ha ido evolucionando con el paso del tiempo, y a día de hoy, aunque mantiene su esencia, cada pareja lo adapta a sus gustos y creencias. En torno a la ceremonia han trascendido todo tipo de supersticiones y creencias, y algunas de ellas siguen muy presentes, como el lanzamiento del ramo de novia o tirar arroz a los novios tras terminar la ceremonia.
Aunque no sea de lo más comentado, es un hecho que muchas novias evitan llevar perlas el día de su boda porque, al parecer, pueden traer mala suerte. Desde un punto de vista racional, sabemos que esto no es posible, por lo que hay novias que deciden no hacer caso a esta creencia, aunque hay otras que prefieren no jugársela y eligen otro tipo de joya para este día. Te contamos de dónde viene la idea de que las novias no deben llevar perlas el día de su boda.
Para que veas que las creencias y tradiciones pueden variar de una época a otra, y de una cultura a otra, antes de saber por qué hay novias que deciden no llevar perlas en su boda, queríamos que supieras que en Grecia las novias se casaban cubiertas de perlas. Evidentemente, la idea no era que portaran la mala suerte, sino todo lo contrario.
Los griegos asociaban las perlas con la diosa Afrodita, ya que ambas habían nacido en el mar. Y puesto que Afrodita era la diosa del amor y la belleza, se pensaba que las perlas guardaban ambas cualidades en su interior. Por esta razón, en las bodas las novias se adornaban con perlas, deseando que el amor y la armonía reinaran en su matrimonio.
La cultura romana bebió de la griega, transformando en ocasiones algunos de sus mitos, tradiciones y creencias. Y aquí fue donde las perlas dejaron de ser consideradas un símbolo del amor y pasaron a ser entendidas como lágrimas de los dioses. La superstición apareció así, y las novias dejaron de llevarlas en su boda para evitar que la tristeza y las lágrimas pudieran enturbiar la paz conyugal. Y esa es la idea que ha trascendido hasta nuestros días y que hace que muchas novias descarten las perlas para casarse.
Lo ideal sería que todas estas tradiciones y supersticiones que rodean a las bodas fueran interpretadas a nuestro antojo. Es decir, si quieres cumplir con todas con la idea de hacer un llamamiento a la buena suerte, adelante. De hecho, es tan romántico como divertido seguir los rituales, siempre que sea por apetencia. Y si te apetece llevar perlas el día de tu boda, adelante también. Lo único que importa es que seas la novia que deseas ser, que disfrutes de todos los preparativos, incluyendo la elección de las joyas, y que confíes en que la felicidad de tu matrimonio no depende de que lleves perlas o no.