Planificar una boda podría considerarse perfectamente un trabajo a tiempo completo, y es que la organización de un día tan especial e importante conlleva todo tipo de detalles cuya elección se convierte en un auténtico desafío. Más allá del vestido y el enclave, hay otros puntos a la hora de acertar, como el catering o el transporte, que se tornan clave. Pero dejando a un lado la logística, otro factor al que hay que prestar especial atención es el fotógrafo.
En el caso de la comida, la bebida o la música, se disfrutarán ese día y contribuirán a que los asistentes disfruten del enlace en mayor o menor medida. Sin embargo, las fotos y videos que se tomarán perdurarán en el tiempo y constituirán un recuerdo crucial en la pareja, por este motivo, cómo escoger el fotógrafo de tu boda debería ser una de tus prioridades. Al no tratarse de una tarea fácil, hay una serie de consejos que no fallan y que resultan muy efectivos.
A la hora de escoger, para no llevarse sorpresas lo más conveniente es elegir un fotógrafo profesional, y antes de dar el paso, pedir referencias. En estos casos las recomendaciones y el boca a boca suele ser muy efectivo, pero no hay nada como una buena ‘investigación previa’ para conocer bien con quién se va a trabajar (cuántas bodas ha realizado, cómo suelen ser sus clientes, opiniones…). También resulta muy adecuado ver si tienen una cuenta de Instagram para conocer más en profundidad su historia y proyectos.
Igual que hay muchos estilos de bodas, también lo encontramos de fotografías. Hay quienes prefieren imágenes más clásicas mientras que otras parejas optan por innovar o dar con un ángulo editorial diverso. Igual que sucede con la moda, el mundo de la fotografía se rige mucho por las tendencias, por lo que conviene en los meses previos, echar un vistazo en las principales webs de bodas para conocer mejor los estilos que más se llevan.
Para que no haya equívocos, lo primero que hay que hacer es decidir estos conceptos, y en base a eso buscar al fotógrafo que se adecúe a ello. En el caso de haberlo elegido, no hay que olvidar mostrarle un ‘moodboard’ con las ideas principales que se quieren reflejar para que entienda a la perfección el estilo que se le quiera dar.
Aunque el trabajo del fotógrafo consiste en encontrar los rincones más bonitos para inmortalizar el enlace, no hay nada como conocer tú misma el lugar, de este modo podrás mostrárselo en el gran día y así contribuir a que tenga una idea aún más clara de lo que buscas. No hay que olvidar que en la boda los nervios quizás puedan jugar una mala pasada, y te olvides de algún rincón que tenías en mente para tus fotos nupciales.
Muchas veces se puede llegar a malentendidos por no haber negociado antes de efectuar el servicio (el precio medio suele ser de aproximadamente unos 1.500 euros; pero a partir de los 600 también hay una oferta bastante amplia). Hay fotógrafos que solo cubren parte de la boda, otros solo el baile… Debes saber todo. Además, muchos ofrecen packs con imágenes de preboda y el día posterior, que pueden resultar interesantes en el caso de que se trate de una celebración de varios días. Por ello, lo más adecuado es enterarse de todas las prestaciones nupciales que ofrecen y reflejarlo en el contrato con todo lujo de detalles.
En álbum, pendrive, WeTransfer… Hay muchas formas de recibir las fotos y lo más habitual suele ser obtener una parte impresa y el resto en formato digital. En el caso del álbum, sed concisos a la hora de determinar las medidas y la disposición de las fotos en el mismo. También debéis acordar el número de imágenes totales que se van a contratar, aunque la media suelen ser 400, hay parejas que prefieren más o menos.
Una vez que tengas la respuesta a todos estos puntos, puedes estar segura de que has elegido al fotógrafo correcto.