Sara Verdasco y Juan Carmona celebraban su amor con una romántica boda con la que ponían el punto y seguido a seis años de sólida relación. Un noviazgo que contaba con el beneplácito de ambas familias, que no podían estar más felices de verles juntos y enamorados.
Juan trabaja junto a su padre en el mundo de la música (es miembro de Ketama) y Sara es hermana del tenista Fernando Verdasco, con quien siempre se ha mostrado muy unida. También con Ana Boyer, pareja de este, y los hijos del matrimonio, a los que tenía claro que quería dar primos.
Esto no fue sencillo para Sara y Juan, porque poco después de su boda, la pareja sufría un accidente mientras paseaban en bicicleta por Miami. Un coche les arrollaba y después se daba a la fuga, un duro golpe en el que Sara se llevó la peor parte, le provocó la rotura de la pelvis y un coágulo en la cabeza.
Recuperarse no fue tarea sencilla, durante un tiempo tuvo que desplazarse en silla de ruedas y los dolores derivados del golpe le duraron bastante tiempo. "Está claro que Miguel va a necesitar primitos, pero todavía estoy con mis molestias y con muchos problemas de dolores de mi atropello. Pero sí, ya se lo daré. Mientras tanto estamos con él y muy contentos”, dijo tras el nacimiento del hijo mayor de su hermano.
Cuatro años después de su boda, Sara y Juan se convertían en padres de mellizas en el año 2020.
El 10 de junio de 2016 la pareja se juraba amor eterno en la iglesia de los Santos Apóstoles en Boadilla del Monte, Madrid, delante de unos 300 invitados. Nadie quería perderse el gran día de los novios, que habían organizado todos los detalles con cuidado, esmero y, sobre todo, mucha ilusión.
La puntualidad fue clave en este enlace. Llegaba el novio en un Rolls Royce a las 18:30, del brazo de su madre y madrina, Carmen Reyes. Diez minutos después era el turno de la novia, que sonriente y nerviosa se disponía a caminar hacia el altar del brazo de su padre, José Verdasco.
Quedaba entonces desvelados uno de los secretos mejor guardados de este tipo de celebración: el vestido de la novia. Se conocían algunos detalles, como que este correría a cargo de Rosa Clará, pero el resultado final era un gran misterio. Sara escogía un modelo sencillo, realizado en cloqué de seda, con manga francesa y cola, destacaba especialmente la espalda, con escote y detalles bordados.
Lució también un broche, hecho a medida por la joyería Suárez, en oro blanco, diamantes y una piedra azul de Madagascar, con la que cumplía la tradición de llevar algo de ese color. El novio escogió un chaqué gris marengo hecho a medida.
Tras la ceremonia, los invitados se trasladaron al restaurante La Cañada, fundado por el abuelo de la novia, para continuar la celebración, que se alargó varias horas, en las que hubo grandes sorpresas (como un adelanto del nuevo disco de Rosario) y que culminó con un chocolate con churros.