Fue en el año 2000 cuando se confirmó la relación entre Cayetano Martínez de Irujo y Genoveva Casanova. Se desconocía que estuvieran juntos, pero el embarazo de la mexicana precipitó un poco las cosas y decidieron que lo mejor era hacerlo público. Sus mellizos, Luis y Amina, llegaban al mundo el 25 de julio de 2001.
Casados desde 2005, su matrimonio duraba solo dos años, pero su amistad ha perdurado durante todo este tiempo, por el bien de los hijos que tienen en común y también por lo que un día fueron. Ambos han demostrado estar ahí para el otro cuando lo han necesitado, tanto en las buenas, como en las malas.
El 15 de octubre de 2005 fue la fecha escogida por Cayetano y Genoveva para su boda, un enlace que se celebró por todo lo alto y que tuvo lugar en el Palacio de las Dueñas, un espacio lleno de historia y también con el que Cayetano tenía un fuerte vínculo emocional. Nadie se quería perder la boda del hijo de la Duquesa de Alba, por lo que los alrededores se llenaron de curiosos.
Fue un enlace privado, no se permitió la entrada de la prensa a la ceremonia, a pesar del evidente interés que esta despertaba. Tuvo lugar en la capilla del Palacio y fue oficiada por Ignacio Jiménez, sacerdote y amigo de la familia. Acudieron unos doscientos invitados, entre los que no faltaron nombres destacados y rostros conocidos, desde toreros a políticos, personalidades del mundo de la hípica, la comunicación y la crónica social.
El conde de Salvatierra sorprendió luciendo el traje de maestrante de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, el mismo que llevó cuando ejerció como padrino en la boda de su hermana Eugenia con el torero Francisco Rivera. Estaba compuesto de una casaca color granate, pantalón negro y casco con plumero.
Sin duda uno de los momentos más esperados fue la llegada de la novia, con la que se desvelaba uno de los secretos mejor guardados, su vestido. Para su gran día, la novia confió en Manuel Mota, para Pronovias, y el resultado fue completamente de su agrado, un vestido femenino, clásico y que reflejaba perfectamente el estilo de Genoveva.
Un vestido sencillo, de inspiración años cincuenta, pero modernizado, de escote palabra de honor, que se cubría con una chaqueta de encaje de chantilly, de manga larga y cuello chimenea, con la que se cubrían los hombros durante la ceremonia. Lució el cabello recogido y, como adorno, convirtió en diadema la pulsera que Luis Martínez de Irujo, padre de Cayetano, regaló a la duquesa de Alba con motivo de su boda.
La relación de Genoveva con Cayetana siempre fue muy buena, incluso después de separarse de su hijo. Entre ellas siempre hubo mucha química y la muerte de la duquesa fue un duro golpe para Casanova. No es raro que tenga un recuerdo para ella en el aniversario de su muerte, incluso cuando no atraviesa su mejor momento. Por ejemplo, no quiso dejar pasar la ocasión de dedicarle un momento, incluso en mitad de la polémica por sus fotografías con el heredero al trono danés, Federico de Dinamarca.