Jordi Cruz y Rebecca Lima lo tenían claro desde el primer momento. Su hijo Noah tenía que ser uno de los grandes protagonistas de su boda. La pareja, que contrajo matrimonio el pasado 24 de agosto en una espectacular ceremonia celebrada en el Convento de Blanes, en la Costa Brava, querían que su hijo fuera testigo de excepción de su enlace y que tuviera un importante papel en la ceremonia.
De hecho, incluso la elección de la fecha de su boda no fue casual. La pareja quiso enmarcar su gran día en una triple celebración: boda, primer cumpleaños de Noah y bautizo. De esta manera, la familia de Rebecca, que ha viajado desde Brasil para acudir al enlace, ha podido también compartir estos días tan señalados para el pequeño, que cumplió años y fue bautizado el día 21 de agosto, tres días antes de la boda. Una semana sin duda inolvidable para la familia.
Con apenas un añito recién cumplido, el pequeño Noah robó cierto protagonismo a sus padres en su día. El hijo de la pareja fue el encargado de llevar las alianzas, que fueron diseñadas de forma artesanal en oro amarillo por la joyería Novecento y que fueron regalo de unos buenos amigos de la pareja. "Nuestro hijo se portó muy muy bien, nos ha portado los anillos, incluso tarareaba las canciones de Fray Marcos", ha contado la pareja en la exclusiva que ha concedido a la revista 'Hola'.
Además, el pequeño, que llevaba camisa y pantalón con tirantes de color pastel de una firma tradicional portuguesa, fue testigo de excepción del intercambio de alianzas entre sus padres. Noah vivió este momento en brazos de su madre, que llevaba un vestido de novia firmado por el creador brasileño Carlos Bacchi. El pequeño permaneció muy atento a todo lo que ocurría, e incluso en una de las imágenes parece querer ayudar a su padre a colocar la alianza a su madre. Una tierna estampa que provocó las sonrisas del chef y su ya mujer.
Tres días antes del 'sí, quiero', Jordi Cruz y Rebecca Lima celebraron el bautizo del pequeño Noah coincidiendo con su primer cumpleaños. El lugar elegido para esta celebración fue la iglesia de Santa Cecilia, un lugar simbólico puesto que está situado a pocos metros del ABaC, el restaurante del chef. Allí, rodeados de sus familias y algunos amigos íntimos, el pequeño recibió el sacramento del bautismo.
Tras la celebración eclesiástica, la pareja organizó una fiesta para celebrar el primer cumpleaños del pequeño. Una fiesta íntima a la que acudieron su entorno más cercano y muchos niños. Por supuesto, no faltó ningún detalle: regalos, muchos juegos, cama elástica, globos, pastel del cumpleaños, y, por supuesto, muchas risas.