El pasado 24 de agosto fue un día muy especial para Jordi Cruz y Rebecca Lima, pues sellaron su amor con una ceremonia en el convento de Blanes, un lugar ideal para este tipo de celebraciones. La fecha era muy especial, porque no solo celebraban su boda, sino que coincidió con el cumpleaños de su pequeño y además celebraron su bautizo, un acontecimiento al que acudieron invitados muy populares, desde Boris Izaguirre a Samantha Vallejo Nágera. Para este día tan importante Rebecca no quiso dejar ningún detalle de su look de novia al azar y consiguió preservar el secreto de su outfit, a pesar de las dificultades. "Tened en cuenta que el vestido estuvo en nuestra casa, en una de las habitaciones que tuve que cerrar con llave. Pero lo logré, lo conseguí. Sólo vio mi vestido cuando mi padre me llevó al altar", ha explicado a ¡HOLA!
La ya mujer de Jordi Cruz estaba espectacular gracias al diseño firmado por el creador Carlos Bacchi, de origen brasileño, como ella. Y este no fue el único guiño que la novia quiso hacer a través de su vestido, pues se trata de una prenda llena de detalles que sublimaban su estilo elegante y sencillo. El diseñador ideó para la arquitecta un vestido palabra de honor de corte clásico, sencillo, minimalista y elegante que se ceñía en la zona de la cintura resaltando la espectacular figura de la novia. El minimalismo de la prenda se contrarrestó con un delicado velo de tul que le añadió un punto más clásico al estilismo nupcial.
Los accesorios fueron los encargados de cargar de personalidad el look con el que Rebecca caminó entre sus invitados. Optó por un calzado de firma española, en concreto de la marca balear Mascaró, muy conocida entre las novias e invitadas más elegantes. Acompañó el diseño nupcial con diamantes y piezas vintage: una pulsera art déco de los años 30 del siglo XIX y unos preciosos pendientes en cascada que aportaban luz a su rostro.
El clasicismo y la tradición reinaron en el look de la novia y es que Rebecca quiso cumplir con algunas de las tradiciones más arraigadas para este día, como ella misma ha contado al citado medio: "llevé algo nuevo, algo viejo, algo azul y algo prestado que me dejó un buen amigo". Por otro lado, tuvo un gesto muy especial con algunas de sus amigas, pues llevó "los nombres de las amigas solteras en el dobladillo del vestido de novia".
Una vez superados los nervios de la ceremonia tocaba celebrar y para ello, la brasileña quiso cambiar de look. Esta vez apostó por un diseño de Alberto Palatchi basado en un modelo de la colección de 2025, pero personalizado para ella. Se trata de una pieza con escote de corazón, confeccionada en crepé de seda, en la que se incorporaba un bustier drapeado realizado con la técnica del moulage. El resto del vestido envolvía suavemente la silueta de la novia y caía hasta los pies terminando en una discreta cola.
Rebecca también apostó por dos peinados diferentes para estos dos vestidos, de forma que los looks ayudaron a diferenciar dos momentos distintos de la boda. Para el primer vestido escogió un peinado sobrio y elegante de ondas al agua con la raya trazada hacia un lado, un hairlook que resaltaba el precioso rubio de la novia. Para el segundo vestido, que llevó en un momento más distendido, apostó por recoger su cabello en una coleta para estar mucho más cómoda y poder disfrutar de la fiesta.