Aunque el objetivo de todas las novias es dar con el look más favorecedor el día de la boda y que la mayoría da en el clavo con su vestido y su maquillaje, hay ocasiones en que las elecciones no son acertadas. Cuando se trata de una boda anónima todo queda en familia y es difícil que trascienda, pero eso no sucede cuando los desastres ocurren en los vestidos de novia de las famosas.
Un modelo que no se ajusta a la silueta, el exceso de detalles que recargan el vestido, un diseño poco adecuado o sencilla y llanamente feo, son algunas de las meteduras de pata que han dado al traste con la idea de que en el día de la boda todas las novias están guapas.
Lo más llamativo es que estas famosas tienen la posibilidad de elegir cualquier vestido de cualquier firma de moda e incluso cuentan con el asesoramiento de estilistas con años de experiencia que, bien no han sabido asesorarlas para el día D, bien se han encontrado con una decisión ya tomada y no han conseguido convencerlas para que cambiaran de idea.
Estos son algunos ejemplos de desastres de las famosas con sus vestidos de novia que no conseguiremos olvidar jamás.
Mucho antes de toparse en su camino con nombres como Law Roach o Pepe Muñoz, exactamente en 1994, Céline Dion contraía matrimonio con Rene Angelil. El deseo de darlo todo no es siempre buen consejero y la cantante canadiense se pasó de frenada con un bizarro diseño de Mirella and Steve Gentile, que tiene detrás cientos de horas de trabajo. El vestido de novia elegido fue un modelo de escote corazón y manga campana, que combinaba encaje, pedrería y tul en el cuerpo con una falda princesa con extra de volumen y 6 metros de cola. Por si fuera poca cosa, le sumó una corona de cristales de Swarovski de más de 3 kilos y un abrigo corto de piel de color blanco.
El vestido de novia con el que Thalía dio el sí quiero a Tommy Mottola es tan entrañable como una tarta de cumpleaños. Fue un modelo creado para ella por su compatriota Mitzy, que se inspiró para su diseño en la casa de Habsburgo. Confeccionado en tul, raso y seda y bordado con hilos de plata, pedrería y perlas, el vestido de escote barco, cuerpo ajustado y falda princesa, pesaba 70 kilos, aunque a juzgar por la sonrisa de la mexicana parecía tan ligero como una pluma.
Dolce & Gabbana fue la firma elegida por Kourtney Kardashian para su tercera boda con Travis Barker que celebraron en Portofino (tras de una primera boda en Las Vegas y otra civil en California), pero el modelo mini de estilo corsetero creado por los italianos no fue una elección acertada, ni por el diseño, ni por el ajuste. Solo el velo de tul bordado con flores y la figura de una Virgen la salvó del desastre total.
Quiso ser original y nadie duda que Emma Thompson consiguió dejar a todo el mundo ojiplático con el look de novia que se marcó en su boda con Kenneth Branagh en 1989. El modelo, confeccionado con tela de tapicería, lo tenía todo: cuerpo corsé, manga abullonada, falda de vuelo de largo a la rodilla, un tocado de tul y plumas y unos zapatos coordinados con el vestido de pala elevada y escote asimétrico.
Otra británica que se marcó un extrañísimo look de novia fue Lady Mary Charteris, que eligió enseñar mucha piel el día de su boda con el músico Robbie Furze. El modelo, un diseño de Pam Hogg, fue confeccionado en tul y raso, con cuerpo semitransparente recorrido por costuras vistas y falda de talle bajo creada con capas de tul que dejó perplejo hasta a su padre.