En El Escorial y con una legión de fans: así fue la boda de Rocío Dúrcal y Junior

La década de los 70 comenzaba con un gran acontecimiento para la cultura pop española: la boda de Rocío Dúrcal y Junior. Aunque la pareja hubiera preferido darse el “sí, quiero” en un entono íntimo, pero la popularidad de ambos era tal que decidieron casarse en El Escorial, acompañados por su familia, amigos y una legión de fans que, junto a la prensa, se agolpaban a la salida de la iglesia para ver a los recién casados en un día tan especial para ellos. 

Un flechazo y un desamor

Rocío Dúrcal y Antonio Morales “Junior” eran el ejemplo perfecto de jóvenes modernos pero con buen comportamiento que tan bien encajaba en los últimos años de la dictadura franquista. Cuando se conocieron ella triunfaba en el cine y la música, mientras que él ya había conocido el éxito con el grupo Los Brincos y, posteriormente, junto a Juan Pardo en el inolvidable dúo “Juan y Junior”. 

Cuentan que lo de Rocío y Junior fue un flechazo, pero por algún motivo ella se había hecho novia de Juan Pardo. Y como el amor sigue su propio camino, un día, al parecer, Rocío no aguantó más y le confesó a Junior que era de él de quien estaba realmente enamorada. Los hechos se precipitaron: la ruptura del grupo, la boda y una ausencia importante, la de Juan Pardo, que no pudo soportar que Marieta (así llamaban a la artista) se casara con su gran amigo y compañero de profesión. 

Serios, modernos y bien acompañados

Rocío y Junior manejaban a la perfección el equilibrio entre ser modernos y recatados, artistas pero sin sobresaltos, como bien se pudo apreciar en su boda. Sus 300 invitados, entre los que se encontraban Marisol, Carmen Sevilla, Lolita y Celia Gámez, asistieron a una ceremonia espectacular y contenida, en la que los novios no desbordaron su emoción. Traje de terciopelo para él y pestañas postizas para ella, la sobriedad majestuosa de El Escorial y hasta la tuna. Y todo ello, lejos de ser un pastiche, conformaba la esencia de una época a la perfección.

Dos vestidos de novia para Rocío

Una de las tendencias más actuales en bodas es que la novia lleve un vestido en la ceremonia y convite, y otro en la fiesta posterior. Rocío Dúrcal fue una precursora hasta en eso, casándose con un vestido largo de corte princesa, que cambió por uno con falda mini, similar al primero. El diseño corrió a cargo de Herrero y Ollero, sus modistos de confianza. Era de raso blanco y con ribetes de visón blanco en el cuello, las mangas y el bajo de la falda. De su diadema nacía una impresionante cola de tul, de más de tres metros. 

El convite terminó en París

A la salida, todos se dirigieron al Hotel Felipe II para disfrutar del convite y de una fiesta que arrancó en el mismo momento que los recién casados cortaron la tradicional tarta nupcial. Antes de que los festejos acabaran, Rocío y Junior se despidieron entre aplausos de sus invitados para marchar a París, donde comenzaría su luna de miel. Era el 15 de enero de 1979 cuando el matrimonio comenzaba una andadura a la que solo pondría fin la muerte de Rocío el 25 de marzo de 2006.