El look nupcial de la realeza suele ser una inspiración para novias futuras y si bien es cierto que sus joyas y vestidos son elementos difícilmente encajables en los presupuestos de la mayoría de las mujeres, con los ramos de novia que las royals llevaron en sus bodas nos lo ponen más fácil. Este accesorio no es un simple adorno porque, más allá de las tendencias imperantes en cada momento, no hay que olvidar que las flores están llenas de simbología.

El blanco es uno de los recursos más usados por las novias de la realeza y el que eligieron Letizia Ortiz, Kate Middleton o Victoria de Suecia, entre muchas otras, pero algunas como Carlota Casiraghi o Beatriz de York prefirieron optar por colores como el lavanda o el rosa. En cuanto al tipo de ramo, la cascada y el bouquet están entre los favoritos de las ‘royals’, pero ha habido otro tipo de composiciones, como la guirnalda de Mette-Marit e incluso arreglos de apariencia improvisada como el que lució Meghan Markle.

Kate Middleton eligió para su boda con el príncipe Guillermo un ramo de novia sencillo, un arreglo floral creado por Shane Connolly, la misma que florista que hizo el de Camilla, un pequeño bouquet formado por lirios del valle, jacintos, hiedra, mirto y clavel del poeta, también denominada dulce William en clara referencia a su esposo.

En la boda de Diana Spencer no hubo nada que no fuera excesivo, desde el vestido, del que se ha hablado hasta la saciedad, hasta el ramo. Su elección o, mejor dicho, la de Doris Wellham que creó también el de la reina Isabel II, fue una enorme cascada compuesta por orquídeas, flor de Ivy, mirtos, rosas de Mountbatten, gardenias, jazmines, fresias y lirios.

Beatriz de York quiso hacer varios guiños a su familia paterna en el día de su boda. El primero, que es del que más se ha hablado, fue elegir un vestido que perteneció a su abuela y el segundo, su ramo de novia que estaba formado por rosas, jazmín y también ramitas de mirto, una planta que ha formado parte de los ramos de la familia real inglesa desde hace más de un siglo.

El ramo que eligió Meghan Markle en el día de su boda con el príncipe Harry fue un pequeño ramillete blanco creado por Philippa Craddock con flores del jardín de palacio escogidas por el príncipe Harry. La composición llevaba arvejillas aromáticas, jazmín, astilbe, astrantia, lirios del valle y nomeolvides, que era la flor favorita de Lady Di.

Maxima Zorreguieta optó por un estilo clásico para el día de su boda con el príncipe Guillermo de Holanda, apostando por un vestido de alta costura de Valentino y la base de la tiara que lució su suegra el día de su enlace, así que el ramo, en consonancia con todo el look, no podía ser otro que una cascada compuesta por rosas, gardenias y lirios blancos complementados por el verde de los helechos y las hojas de camelia.

Mary de Dinamarca eligió un ramo de novia algo diferente creado por Erik Buch, que diseñó para ella un bouquet con caída creado con flores traídas de su tierra natal mezcladas con lirios, orquídeas, clemátides, peonías, gardenias, rosas y lirios del Amazonas.

La tradición se impuso en la boda de Victoria de Suecia con Daniel Westling, que optó por un vestido diseñado por Pär Engsheden y la tiara y el velo que lució en su boda la reina Silvia. Para el ramo apostó por la clásica composición en cascada de color blanco, en la que se mezclaron orquídeas, lirios del valle y lirios del Amazonas, orquídeas, clemátides, peonías, rosas y gardenias.

Rompiendo con todo tipo de tradiciones, Mette-Marit quiso diseñar su ramo de novia junto a Aina Nyberget Kleppe apostando por un diseño en forma de guirnalda con estructura de plantas verdes formada con ceropegia woodii y festuca, sobre la que destacaban hortensias, rosas en tonos rosa y malva y dos orquídeas phalaenopsis blancas.

Charlene Wittstock no solo dejó que la vistiera Giorgio Armani, el diseñador italiano fue también el artífice de su ramo de novia que eligió para ella un bouquet de flores blancas en forma de lágrima compuesto por lirios del valle, orquídeas dendrobium y una variedad de proteas de Sudáfrica, tierra natal de la novia.

El ramo de novia de Carlota Casiraghi en su boda con Dimitri Rassam parecía recién cogido de un campo de la Provenza francesa, un ramillete de flores silvestres compuesto por lavanda y briznas de trigo que, además de ser original, fresco y asequible, puede durar muchos años.

Letizia Ortiz no estaba en posición de saltarse las reglas ya establecidas y sabía que un ramo tipo cascada era la opción menos arriesgada en ese momento. Asesorada por Manuel Pertegaz, que diseñó su vestido de boda, llevó un ramo lleno de simbolismo en homenaje a la familia de su marido compuesto por rosas isabelinas, iris y lirios en la parte alta, flores de manzano y flor de azahar en el medio y espigas en la zona inferior.

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