En los 90, Enrique Ponce y Paloma Cuevas se convirtieron en la pareja del momento. Ella era una modelo y presentadora y él triunfaba en los ruedos siendo un maestro del toreo. Durante más de quince años fueron uno de los matrimonios más sólidos de nuestro país y nada hacía presagiar que esa tranquilidad y estabilidad llegara a romperse en algún momento.
Se conocieron, como no podía ser de otra manera, en una plaza de toros. Ahí estaba Victoriano Valencia, el padre de Paloma, quien siempre ha sido su pilar fundamental y, sobre todo, un gran amante del mundo de los toros. Victoriano siempre había querido que su hija estuviera con un torero, cumpliendo, así, uno de sus sueños. Era 1991 y el primer encuentro sucedió en la plaza de toros de Algeciras.
Fue en ese momento cuando Victoriano, ayudando a Enrique, se convirtió en uno de sus apoderados. La segunda vez que se vieron fue en el Hotel La Perdiz, en La Carolina. Luego, volvieron a coincidir en Cali, Colombia, donde ya Paloma le dio su número de teléfono y en marzo del 93, el torero se decidió a dar un paso más.
Lo cierto es que cuando Victoriano se enteró de las intenciones de Enrique parece ser que no le hizo especial ilusión. Por ello, el torero le prometió que Paloma se convertiría en la madre de sus hijos. Durante tres años, la pareja vivió una relación a distancia, ya que ella estudiaba Empresariales en Boston y él desarrollaba su carrera como torero en nuestro país. En esos años, Enrique llegó a convertirse en el número uno en su profesión y, por eso, el foco mediático comenzó a posarse sobre él.
El enlace se celebró el 25 de octubre de 1996 en la catedral de Valencia. El vestido que lució Paloma para ese momento tan especial era de línea romántica y estaba firmado por Chus Basaldúa. Estaba confeccionado en tafetán de seda natural, la cola medía cuatro metros y estaba ribeteada por un volante de organza bordada. Además, Paloma había recuperado algunas partes del vestido de boda de su madre, como el polizón o las mangas del vestido y de su abuela escogió unos pendientes con brillantes y perlas en forma de pera.
Durante la misa se produjo una lectura con una de las voces más icónicas, la de Matías Prats, y el cantante valenciano Francisco entonó el Ave María. El convite se celebró en el restaurante Devesa Gardens, en El Saler, donde los recién nacidos cortaron una tarta nupcial coronada por una miniatura comestible de la plaza de toros de Valencia y la torre del Miguelete.
Entre los invitados se encontraba Eugenia Martínez de Irujo y su entonces pareja, Miguel Báez, 'El Litri'. También estaba Fran Rivera y Espartaco y Patricia Rato. Tampoco faltó Rafi Camino, Norma Duval, Massiel, Marujita Díaz, María Teresa Campos, Terelu y Rappel. La pareja pasó su viaje de novios en Bora Bora y, a su vuelta, comenzaron su vida conyugal en la finca La Cetrina, en Navas de San Juan, Jaén.
El 27 de abril de 2008 nació la primera hija de la pareja, una niña a la que llamaron Paloma, como su madre. Más tarde, el matrimonio comunicó que estaban esperando su segunda hija, otra niña que nació en enero de 2012 y a la que le pusieron el nombre de Bianca. A partir de ese momento, la pareja vivió una vida en familia en su finca de Jaén. Pero todo se torció en el verano de 2020...
Durante el verano de 2020 Enrique fue fotografiado con una atractiva joven en actitud muy cariñosa. Esa joven era Ana Soria, una estudiante almeriense de Derecho, de 21 años. Poco tiempo después, Enrique y Paloma confirmaron su separación y Ana y Enrique comenzaron con su vida de pareja.