La boda entre Fran Rivera y Eugenia Martínez de Irujo se convirtió en una de las más importantes de finales de los años 90. Fue ahí donde se evidenció la unión de dos de las familias más influyentes de nuestro país: los Rivera-Ordóñez y los Martínez de Irujo-Fitz James Stuart. El enlace se celebró en 1998 en la Catedral de Sevilla, pero eso sí, estuvo a punto de no llevarse a cabo.
El 23 de octubre de 1998 fue el día elegido por los novios para darse el ‘sí, quiero’. Eugenia Martínez de Irujo apareció en una soleada Sevilla con un vestido de satén firmado por Emanuel Ungaro que contaba con un escote cuadrado y con algunos detalles de encaje.
Eugenia combinó el espectacular vestido con una bonita tiara de perlas, diamantes y platino que había pertenecido a la emperatriz Eugenia de Montjio, tía bisabuela de la madre de la novia.
La pareja llevaba saliendo desde 1997 y su enlace se convirtió en todo un evento social que atrajo a una infinidad de curiosos. Entre los invitados se encontraron grandes rostros del panorama nacional como Rocío Jurado y José Ortega Cano, Carmen Martínez Bordiú o Raphael. Uno de los invitados que más interés generó fue Kiko Rivera, ya que su madre, Isabel Pantoja, y la madre del novio, Carmina, llevaban años cruzándose acusaciones a través de los platós de televisión.
Eso sí, una de las anécdotas de la boda se conoció unos años más tarde. Tal y como admitió Fran, su madre le intentó convencer de que no diera el paso de darse el ‘sí, quiero’. “Me dijo: ‘Fran, tengo que hablar contigo’, todos se fueron fuera, mis amigos se salieron pensando que era el último consejo de mi madre antes de pasar por el altar”, explicó el torero. Pero no fue del todo así.
“Me dijo: ‘Creo que debes coger a estos amigos que te quieren de verdad y cogerte un coche o un avión, vete y no te cases mañana. Eugenia no es el amor de tu vida y esto no va a durar”, le confesó Carmina a su hijo mayor.
Él no le hizo ni caso. “Y yo le dije: ¿qué estás diciendo, cómo vamos a suspender todo esto…? Y ella me dijo: "No pasa nada, yo me quedo aquí a dar la cara y en un mes se ha olvidado esto. Con dos cojones”, le replicó el joven a su madre.
Lo cierto es que, con el paso del tiempo, el tiempo dio la razón a Carmina, ya que el matrimonio acabó separándose después de dar la bienvenida a su única hija, Cayetana.
La boda ha sido recordada como ‘el enlace de las mantillas’ debido al accesorio que lucían la mayoría de las invitadas. La máxima expectación estuvo a la salida del Hotel Colón, donde estaba hospedado tanto Fran como su madre, Carmina. En una boda en la que se recomendaba lucir mantilla y que esta solamente podía ser negra, blanca o beige, la madre del novio hizo lo que le dio la gana y se presentó con una mantilla azul, a juego con su vestido. En ese momento, le acompañaba su por aquel entonces marido, Ernesto Neyra.
La novia llegó en calesa a la catedral, acompañado de su hermano Cayetano, con quien mantiene una buenísima relación y que también era el padrino de la boda. Al término de la ceremonia, en la puerta de la catedral, se colocaron Los Marismeños, quienes ofrecieron a los recién casados una salve rociera.
Una de las invitadas que más llamó la atención fue Mar Flores, que se estrenaba como novia de Cayetano Martínez de Irujo. Su romance se había convertido en todo un escándalo, ya que Mar no gozaba de una muy buena relación con la madre de su novio, la Duquesa de Alba. Aún así, que la modelo acudiera a la boda de Eugenia y Fran era una constatación de que su noviazgo era algo más que un breve idilio.
Durante muchos años, Cayetano había sido uno de los solteros de oro más demandados dentro de la socialité madrileña. En su nutrido currículum sentimental no faltaron nombres tan importantes como el de la Infanta Elena o Sonia Martínez. Eso sí, a Mar tampoco le fue del todo mal en el amor y se le relacionó con Bertín Osborne o Carlos Lozano.
Para ese momento tan especial, Mar eligió una mantilla blanca y un vestido de Galliano. Aunque eso sí, la maniquí no apareció en la foto oficial de la familia porque ni ella ni Cayetano estaban casados. Y menos mal, porque su relación con la duquesa de Alba no se extendió mucho más en el tiempo.
También, los recién casados decidieron tomar caminos por separado en marzo de 2002. La propia Duquesa contó en sus memorias que la relación se había torcido por la “intromisión de terceras personas por parte de Fran”. “Yo ahí ni entro ni salgo, pero lo cierto es que Fran le pidió perdón muchas veces y ella no quiso perdonarle, de tan herida que se sentía”, explicó Cayetana Fitz-James Stuart.
Poco tiempo después, el torero reconoció que le había sido infiel a su mujer y afirmó que Eugenia era y seguiría siendo siempre ‘el amor de su vida’. La madre de la novia no cerró nunca la puerta a una posible reconciliación, pero Fran sí lo hizo de forma definitiva cuando pasó por el altar con la diseñadora Lourdes Montes en 2013. Si su boda con Eugenia había sido ‘la boda de las mantillas’, esta se convirtió en la de las chisteras, debido a que todos los invitados llevaban este peculiar sombreros.
Por su parte, Eugenia, tras su divorcio, salió con Colate, Gonzalo Miró o José Coronado, para acabar casándose con el productor musical Narcís Rebollo. La pareja se dio el ‘sí, quiero’ en Las Vegas y él se vistió de Elvis Presley, mientras que la novia lució un traje de Marilyn Monroe.