Cinco años de la boda de Cristina Pedroche y Dabiz Muñoz: la intrahistoria de un 'sí, quiero' en vaqueros

  • Este 2020 se cumplen cinco años de una de las bodas más bizarras de nuestra historia rosa

  • Hablamos del enlace entre Cristina Pedroche y Dabiz Muñoz, que se casaron en su casa, en vaqueros y con un perchero de fondo

Detrás de la Cristina de las transparencias y el brilli brilli siempre ha estado la Pedroche de Vallecas. Su fervor por el Rayo, su adicción a dejarse ver sin filtros o su capacidad para hacer y decir lo que le da la gana son marca de la casa. Y así lo demostró en su boda, de la que pronto se cumplirán cinco años.

Aquel chef excéntrico que estaba empezando a revolucionar nuestra gastronomía se convirtió en el hombre de su vida desde que le conoció por casualidad en una tienda de ropa. En ese showroom para runners se dio cuenta de que eran tal para cual. Mismos gustos, mismas idas de olla, mismas ganas de comerse el mundo. De ahí que tardase tan poco tiempo en querer llamarle 'marido' con todas las de la ley.

Aunque aún no se había convertido en el icono que es ahora, Cristina Pedroche podía haber apostado por lo fácil. Con exclusiva bajo el brazo, podía haber paralizado cualquier finca de las afueras de Madrid para marcarse un bodorrio con 500 invitados, vestidazo blanco y menú bien de esferificaciones. Pero no, ella quería hacerlo a su manera.

Lo más extravagante de la boda de Cristina Pedroche y Dabiz Muñoz

Vaqueros, básica blanca y deportivas. Este fue el traje de novios de ambos. Habían encargado unas zapatillas exclusivas para aquel día, pero tenían tanta prisa por dar el paso que no esperaron a que el repartidor llegase a la casa de Vallecas en la que pronunciaron ese ansiado 'sí, quiero'.

Sus padres y un notario fueron los únicos testigos de este enlace que se celebró con un burro de ropa con la bufanda del Rayo Vallecano de fondo y se rubricó con dos lápices tamaño XXL. Mucho buenrollismo para una boda que fue la comidilla en el Twitter de hace cinco años. Pero también hubo momento para el sentimentalismo.

Aquella mañana, Cristina Pedroche quiso llevar un collar que había pertenecido a su abuela. "Era lo único especial que llevaba puesto. Siempre la echo de menos, pero esa mañana, quizá, un poco más", contó emocionada a la revista ¡Hola!, a quien cedieron las fotos de este evento casero.

A los días se fueron de viaje a la India, pero las horas posteriores a la boda las pasaron separados. "Después de la ceremonia, David se fue a trabajar y yo me fui a casa de mis padres a comer ensalada de pollo y un bizcocho de chocolate que me hizo mi prima Marta", explicó ella por entonces. Lo único tradicional de aquel día de octubre fue el anillo, un modelo con un diamante de talla mariposa único en el mundo diseñado por el propio David, obra de la joyería Nicol’s.