Cada vez son más las parejas que deciden hacerse una sesión de fotos postboda. Una vez que ya habéis estrenado vuestros trajes para la boda es una pena dejarlos para siempre guardados en un armario. En una sesión postboda podréis volver a vivirlos y recrearos con calma en disfrutar solo de vosotros, pero con toda la emoción acumulada de lo que sentisteis el día que os casasteis.
Te contamos todas las razones que existen para ponerle el broche final a este gran acontecimiento y todos los consejos necesarios para que la sesión fotográfica sea un éxito y os permita tener un recuerdo más de esos momentos tan especiales.
Para empezar es la oportunidad de haceros fotos de boda sin prisas, preocupándoos solo de vosotros, algo que no puede ocurrir el día B porque queréis atender a vuestro invitados, como es lógico. Durante la celebración no queréis perderos ningún detalle, y tener que abandonar la fiesta para posar ante la cámara, mientras los demás continúan la fiesta, puede daros un poco de pereza e incluso ocasionaros cierto estrés, algo que no ocurre en una sesión postboda.
Podéis permitiros jugar con vuestros estilismos. Aunque llevéis la misma ropa que el día de la boda, y que esta haya elegido según vuestro gustos y con mucho cuidado, ahora podéis permitiros ir un poco más allá. Si os dio reparo hacerlo el día de la boda, puede que ahora sea el momento de completar vuestro look con unas deportivas, una biker de cuero o de marcar el maquillaje con esos labios rojos que en su momento eran impensables.
El lugar no tiene porqué ser el mismo de la boda. Ahora ya no tenéis que preocuparos por desplazar a cien personas, solo a vosotros mismos y al fotógrafo. Así que es el momento de pensar qué paisaje queréis que aparezca de fondo: un bosque, el mar, la ciudad… Esto no significa que haya que coger una avión para hacerse una sesión de fotos postboda, pero las posibilidades se amplían muchísimo.
Es el momento de ser creativos y de haceros esas fotos que no serían posibles en otro momento: dentro del agua, escalando, subidos a un columpio… El límite lo ponéis vosotros.
También es una ocasión para haceros fotos con vuestros hijos, si los tenéis, o con vuestras mascotas. Es posible que os hubiera gustado tener buenas fotos con ellos del día de la boda, pero no fue posible.
Fijad la fecha con el fotógrafo lo antes posible. Dejadla cerrada antes de la boda y hacedla lo antes posible, como mucho al volver del viaje de novios, antes de que las obligaciones diarias y la vuelta a la rutina difuminen esa energía tan especial de la que os habréis impregnado el día de vuestra boda. Además, el paso del tiempo y los cambios de estación también se notan en el paisaje, y la idea es que las fotos de postboda no desentonen con las de la boda.
La hora a la que se realizan las fotografías influye, y mucho, en el resultado. La luz es cambiante a lo largo del día y hay momentos mejores que otros para conseguir ese halo romántico que tan bien sienta a este tipo de imágenes. Si quieres que tus fotos parezcan de postal no lo dudes, el mejor momento es el atardecer y su calidez. Cuando el sol se oculte, seguro que el fotógrafo puede ofreceros opciones de iluminación que conseguirán efectos increíbles.
En principio la idea es que la ropa sea la misma de la boda, pero como hemos dicho antes, es el momento de ser creativos y de que el novio cambie la camisa del traje por una camiseta de su grupo de música favorito, por ejemplo. Planificadlo con tiempo, y tanto si os mantenéis fieles al estilismo de la boda como si queréis añadir cosas nuevas, tenedlo todo bien preparado para la sesión.
La decisión puede ser vuestra, podéis delegarla en el fotógrafo o acordarla entre los tres. Lo ideal es que la sesión pueda realizarse en un sitio que sea especial para vosotros, por el motivo que sea. Puede ser el lugar donde os prometisteis, el del primer beso… la belleza del sitio va a depender de vuestra vinculación emocional y de lo importante que sea para vosotros. Si no tenéis ninguno o no se os ocurre, seguro que el fotógrafo puede recomendaros localizaciones muy fotogénicas que os sorprendan.
Y, por supuesto, si el presupuesto os lo permite, seguro que el fotógrafo está encantado de subirse con vosotros a ese tren o ese avión para llegar a la playa o la ciudad en la que imagináis vuestras fotos de postboda. Lo importante es que os sintáis cómodos y las fotos reflejen vuestro estilo, además de vuestro amor.
Solo tenéis un objetivo: disfrutar al máximo. Ya habéis pasado por todos los momentos cruciales y ya le habéis dado lo mejor de vosotros mismos a vuestro invitados. Ahora toca relajarse y disfrutar. Sed vosotros mismos y dejaos llevar en cada momento, porque esa es la clave para conseguir unas fotos preciosas y convertir ese día en toda una experiencia juntos. Toca sonreír, ser cómplices y dejar constancia ante la cámara de que ha sido el amor el que os ha llevado hasta allí.