Uno de los puntos clave a la hora de preparar una boda es la parte del banquete. Y no solo por lo que respecta al catering, aperitivos, cóctel, el vino y demás bebidas, que también, sino por cómo lo decoraremos, porque es la parte principal de la fiesta.
Y es que la decoración de una boda es como un folio en blanco, es decir, hay un millón de opciones para vestir ese banquete porque hay que estar pendiente de miles de detalles diferentes. En definitiva, hay al alcance de nuestra mano una gran cantidad de posibilidades para decorar la boda en general y el banquete en particular a nuestro gusto.
Pero esto puede ser un arma de doble filo, y de tanto dejarnos llevar podemos sobrepasar la línea entre el gusto y lo excesivo, que puede ser muy fina, y acabar cometiendo errores que arruinen el soñado día “B”. Y lo peor es que muchas veces no podemos imaginarlos y caemos en la cuenta de ellos cuando lo vemos y ya es tarde o, peor, cuando lo comentan los invitados. Estos son algunos de ellos.
Este es uno de los errores más básicos, y es que pasarse es de lo más sencillo. En este sentido, si ponemos demasiados elementos decorativos, crearemos una sobrecarga de estímulos que puede abrumar a los invitados. Además, esto hará que se tienda a mezclar diferentes estilos y decoraciones muy variadas, lo que romperá la línea que pudiera seguir en un principio la decoración de la boda. Por otro lado, al haber demasiada decoración no habrá nada que destaque sobre el resto de los elementos decorativos.
En definitiva, tanta decoración al final solo recargará el ambiente, puede resultar agobiante y que desvíe completamente la atención.
Lo mismo ocurre si apostamos demasiado por la personalización de los detalles. Es cierto que nuestra personalidad, esencia y carácter debe ser algo principal y palpable en la boda, y eso implica que tiña también el banquete con la decoración que, por supuesto, estará a nuestro gusto.
Pero también, para hacerlo y que se note realmente nuestra personalidad, lo más sencillo es personalizar diferentes detalles del enlace, algo que, además, está realmente de moda. Pero esto solo debe verse, como bien hemos dicho, en detalles, no ver la nuestras iniciales por todas partes y en cada rincón del banquete: en los detalles de los invitados, platos, servilletas, photocall, menús, etc.
Por supuesto, la personalización con nuestras caras o siluetas, como si fuéramos parte de la realeza, queda totalmente descartado, incluso de los recordatorios del momento.
Los photocall se han puesto muy de moda en las bodas del momento, pero no siempre son un acierto, de hecho, pueden convertirse en un grave error. Si queremos incluir un photocall en la boda lo mejor será por uno que sea por ejemplo una pared de flores, con algún neón o con pequeñas luces. Pero nada de photocall con nuestras iniciales repetidas sobre un fondo liso o con algún estampado que también se repite.
Por otra parte, a pesar que durante un tiempo cada foto en photocall iba adornada con gafas, boas de plumas, bigotes, carteles con mensajes y demás parafernalia que nos poníamos para dar un toque gracioso (más) a la estampa, ahora estos quedan totalmente descartados, con que los invitados sean ellos mismos y posen divertidos será suficiente.
Lo que se puede incluir es algo de atrezzo, como un sofá, como hicieron Risto Mejide y Laura Escanes, para que los invitados tengan algo más con lo que interactuar. Aquel recuadro que imita un post de Instagram también será ya cosa del pasado.
Las flores cobran un papel fundamental en la decoración de una boda. De hecho, estas nos acompañarán desde la ceremonia hasta la recepción y la fiesta con la barra libre y el no parar de bailar. Se deben elegir las flores según lo que se quiera transmitir con la decoración de la boda. Es decir, si queremos una boda minimalista, lo mejor será que la decoración vaya acompañada con flores orientales. Si se celebra una boda de estilo rústico, las flores pueden ser secas o silvestres. Mientras, podemos apostar por unas flores más grandes y coloridas si se quiere una boda exótica y de ambiente tropical.
A pesar de que no se considera como tal un elemento decorativo, la música de la boda es también algo fundamental que puede arruinar el ambiente que se esté construyendo en la boda. En definitiva, la música que se ponga en la celebración de la boda será algo así como su banda sonora, así que será recordada por todos los invitados. Por eso, a pesar de que 'Paquito el chocolatero' sea uno de los éxitos más recurrentes en la boda, lo mejor será construir una lista con vuestras canciones favoritas, las que os representen, y los éxitos de este año pero también esas del pasado que todo el mundo canta. Es decir, un mix de éxitos de ayer y de hoy.