La luna de miel es uno de los momentos más especiales del matrimonio al ser el primer viaje como tal, el primero tras pronunciar el “sí quiero”. Para la luna de miel caben todo tipo de viajes, desde ese internacional tan soñado por ambos a lugares tan lejanos que puede que hasta tengas que hacer escala en otro país o ciudad para llegar, hasta viajes más rurales, paradisíacos o históricos. ¡Cualquiera es una buena opción! Muchos hasta prefieren quedarse en España y disfrutar de los diferentes parajes que ofrece nuestra geografía, siendo Canarias uno de los destinos favoritos. Ocho islas, cada una con sus encantos y personalidad propia, que te enamorarán de tal manera que tu única idea será visitar las islas en tu luna de miel.
Aunque La Graciosa ya está considerada como la octava isla lo cierto es que un mix entre ambas es lo ideal, más aún teniendo en cuenta que hay que pasar por Lanzarote para visitarla. Lanzarote cuenta con un gran contraste de paisajes, desde adentrarte en Marte en la zona de Timanfaya, cubierta por piedras volcánicas, a visitar la luna con los surcos de La Geria donde se plantan las viñas. Todo ello acompañado de impresionantes playas y zonas naturales que el artista isleño César Manrique adaptó para conocer la isla más a fondo, como los Jameos del Agua o la Cueva de los Verdes.
Desde el pueblo marinero más al norte de la isla, Órzola, se puede coger el ferry que te lleva hasta La Graciosa, una isla donde no existe asfalto ni grandes superficies, solo dos pequeños núcleos de población. Puedes visitar sus espectaculares playas, destacando la de la Cocina o la de las Conchas, está última con vistas al resto del Archipiélago Chinijo, que se puede visitar si contratas excursiones en barco.
Probablemente Fuerteventura sea la isla de las playas. Kilómetros y kilómetros de arena recorren sus costas para que disfrutes en todo momento de sus aguas cristalinas. Pero si te tienes que quedar con una, desde luego que debes ir hasta la zona más sur, a la península de Jandía, donde hay playas que en algunos momentos tienen agua por los dos lados, creando pequeñas islas de arena. Y antes de volver a casa tienes deberes importantes, pues el queso majorero, así se llama a los habitantes de la isla, es uno de los mejores de España, por lo que no tendrás otra que llevarte uno en la maleta.
Playa, montaña y, si te apuras, hasta nieve. Gran Canaria tiene todo para enamorarte, desde una gran ciudad con una playa kilométrica, Las Canteras, hasta la zona sur, la más turística, donde se encuentran las impresionantes Dunas de Maspalomas, en las que no dudarás ni un solo momento en tirarte y revolcarte para sacarte una foto y ser la envidia de todo tu grupo de amigos. Pero si la naturaleza también te llama, además de playa puedes conocer los diferentes pueblos de interior, realizar senderos por sus montes y bosques, subir hasta el espectacular Roque Nublo y, si visitas la cumbre en invierno, puede que tengas suerte y veas algo de nieve.
Si Gran Canaria tiene multitud de paisajes, mejor no hablamos de Tenerife. La isla cuenta con todo, playas de arena negra en el norte y de arena amarilla en el sur, o ciudades como San Cristóbal de La Laguna, donde cada paso que das por sus calles peatonales es un trocito de historia canaria. Pero si hay un lugar que no puede faltar en tu visita es el Teide, el punto más alto de España. Puedes admirarlo desde su base o subir en teleférico y ser uno de esos pocos privilegiados que sube, siempre bien preparado, hasta lo más alto de la montaña, a más de 3.700 metros de altura. Y si tienes hambre, en Tenerife no hay nada más típico que los guachinches, lugares donde comer comida típica canaria a precios bastante baratos.
Si lo tuyo es la naturaleza La Palma es tu isla perfecta porque vas a encontrar paisajes únicos. Por supuesto, no puedes irte sin dedicar un día a visitar la Caldera de Taburiente, un sendero que te llevará al corazón de la isla y donde podrás visitar su cascada de colores. Para tener otra perspectiva no puede faltar la subida al Roque de los Muchachos, en donde tendrás unas vistas privilegiadas de toda la isla, más aún si subes a la cumbre de noche y admiras las estrellas en uno de los cielos más limpios que se puede encontrar. Y no te puedes ir sin visitar Los Tilos y su impresionante cascada o playas como la de Echentive para coger algo de moreno en tu piel.
Naturaleza y tranquilidad se dan la mano en La Gomera, donde una de las primera visitas obligadas es el mirador de Abrante, con una pasarela acristalada sobre el aire no apta para quien tenga miedo a las alturas. Si quieres playa, la mayoría son de piedra o arena negra con un poco de dificultad en su acceso, pero te aseguramos que valdrá la pena. Aún así, su gran atractivo es el Parque Nacional de Garajonay, un bosque de laurisilva que parece sacado de un cuento de hadas y que cuenta con una leyenda que, si quieres conocer, tendrás que visitar la isla.
La también conocida como isla del Meridiano es una de las más especiales por ser una de las más misteriosas y desconocidas. El Hierro es magia y, aunque puedes llegar en barco, lo normal es hacerlo en avión a su diminuto y llamativo aeropuerto, una primera parada que ya es de lo más curiosa. Por poder, en dos o tres días puedes ver la isla entera, pero si te lo tomas con calma podrás admirarla desde otro punto de vista en sus miradores, sus piscinas naturales, porque encontrar una playa de arena en El Hierro es algo complicado, o en el Faro de Orchilla, donde verás una de las mejores puestas de sol de tu vida, y también una de las más románticas.